La delegada del Comité de Lucha contra la Trata de Personas, Evangelina Castro, habló sobre esta problemática en el marco del Día Internacional contra la Esclavitud. “El delito siempre estuvo conviviendo con nosotros y antes no lo veíamos” aseguró.
En el micro Tiempo Educativo, y en el marco de un nuevo Día Internacional contra la Esclavitud, la delegada de la Sexta Sección del Comité de Lucha contra la Trata de Personas, Evangelina Castro, brindó detalles de lo que viene ocurriendo en nuestra región.
En un comienzo y a modo de introducción, aclaró que “desde la pandemia hay un delegado por provincia, pero en el caso de Buenos Aires, hay un delegado por cada sección electoral. En mi caso, abarco desde Pellegrini a Patagones”.
Comentando en qué consiste su trabajo, Castro explicó que “parte de mi función es acercarle la ley de lucha de trata a la comunidad, a los vecinos, a las instituciones y a los funcionarios; los ejes, lo que ocurre en nuestros municipios, con prevención y la línea 145, las capacitaciones en escuelas y el ojo puesto en las redes sociales con ofertas laborales falsas o grooming; y también en asesoramiento y ejecución de denuncias, además de acompañar a las víctimas”.
En otro pasaje de la charla, y pese al asombro de algunos, confirmó que “acá en Sexta Sección recibimos denuncias de todas las modalidades de trata, excepto la venta de órganos y fluidos. Pero hay mucha denuncia de vecinos sobre varias etapas de la trata. Ya sea porque detectan ofrecimiento o captación, o porque sospechan de trabajadores por ver camiones de traslado entrando a algún campo, y al verlo tan mal sospechan de dónde irá a parar esa gente”.
Siguiendo esa línea, mencionó que “a veces los servicios locales o sociales de salud, reciben a alguna persona que necesita algo y donde el profesional preguntar un par de cosas se da cuenta de la situación irregular; ya sea porque duerme en el piso, no tiene agua potable, trabaja más de 12 horas, no cobran… los agentes de detección empiezan a mirar más. El delito siempre estuvo conviviendo con nosotros y antes no lo veíamos o entendimos así”.
Al tiempo que comentó que “hoy la explotación sexual no tiene los cabarets, pero hay un circuito de traslados. La gente denuncia los movimientos extraños que se hacen, porque ven que las chicas tienen ciertas personas que las manejan”.
Buscando dejar claro el concepto, y subrayando la necesidad del aporte de todos sin correr riesgos, la Delegada reafirmó que “el vecino no tiene que ser investigador privado. No debe ponerse en peligro. Alcanza con realizar la denuncia al 145”.
Por último admitió que “todo el tiempo el delito muta. Nosotros terminamos de aprender una forma de captación, y ellos ya tenían pensada otra. Parece que vamos atrás. Con la pandemia aumentó la virtualidad. El grooming ya cada vez tiene menos que ver con engañar al chico para un encuentro sexual, sino que apunta más a obtener material sensual o sexual, cuya finalidad es venderlo o subirlo a internet”.