La inexplicable decisión que tomaron las autoridades de la escuela primaria de Saldungaray, de apartar de la clase a una nena que sufría bullying, sigue generando reprobación. Más aún cuando los responsables de esa determinación no dan la cara para explicar las razones de semejante resolución.
Los casos de hostigamiento entre pares son más comunes de lo que muchos creen, lo que lleva a La Brújula 24 a consultar a la psicóloga Ana Picardi sobre qué hacer ante este tipo de situaciones.
“La intimidación o el hostigamiento entre pares era una conducta que en algún momento se naturalizaba. De hecho nos encontramos hoy con adultos que plantean que ‘los chicos no se aguantan nada hoy en día; antes siempre pasaba y nosotros lo tolerábamos’ cuando no es una conducta esperada que los niños tengan que aguantar ni mucho menos de los adultos dejar de intervenir”, expresó Picardi en el programa “Nunca es tarde”.
“Nos encontramos con situaciones en donde el niño se encuentra sin recursos para responder a lo que le pasa y el argumento del adulto suele ser ‘no se sabe defender’. Y cuando pide ayuda, se encuentran con la respuesta de ‘no seas buchón’ o ‘siempre venís con cuentos’”, alertó la profesional.
La psicóloga advirtió que el hostigamiento suele ser contínuo, diario, a expensas de un grupo que se organiza para generarle un malestar durante el día a la víctima.
“Hoy tenemos chicos que se organizan para no hablarle a alguien o para hostigarlo o burlarse y eso no se detiene en una pelea esporádica sino que perdura, y ahí radica la gravedad que tiene”, agregó.
En líneas generales, Picardi dijo que los pacientes que atiende “son chicos que vienen con mucha carga de ansiedad, de angustia y eso lo empieza a manejar a nivel corporal muchas veces, con dificultades para dormir, descomposturas, muchas tensiones”. “Ese es el niño que el domingo empieza a sentirse mal, porque anticipa que al día siguiente tendrá que ir a la escuela y que el viernes, un feriado o cuando empiezan las vacaciones aparece un alivio porque no tendrá que enfrentar la situación”, planteó.
“Es importante que se comprometa la institución escolar y la comunidad educativa. No funciona sólo trabajar sobre el niño hostigado sino que hay que atender a todo el grupo. En general, esos niños que hostigan suelen tener una historia de violencia”, explicó.
Remarcó que “lo primero que hay que hacer es frenar la conducta abusiva; la escuela tiene que garantizar que la situación que sufrió una víctima de bullying no se va a repetir”.
“Nunca la exclusión puede ser la solución. Uno puede pensar en qué va a ser mejor para esa niña, si un cambio de grupo pero siempre pensando en función del bienestar de todas las partes pero, fundamentalmente, de quien viene sufriendo el hostigamiento”, concluyó.