En busca de nuevas opiniones y voces en relación al final de la pandemia, hoy charlamos con Graciela Schillachi, comerciante de gastronomía y propietaria del restaurante y pizzería «Sol y Luna» de Sierra de la Ventana. Graciela nos cuenta la situación de su emprendimiento, empleados, gastos y posibles medidas a tomar al momento de reabrir sus puertas.
«Yo suelo ser muy optimista, pero la verdad es que esto nos está golpeando muy fuerte a todo el sector gastronómico y hotelero» comenzó Graciela. Ella sostiene que es una situación muy difícil porque en Sierra de la Ventana el 80/90% de los trabajadores dependen del turismo y le preocupa que es una de las actividades que más tardará en habilitarse.
Graciela aclara que conoce que desde el municipio ya se están evaluando posibles aperturas, pero que desde el gobierno Provincial y/o Nacional no existen concreciones. Opinó que «deberían evaluarlo según la zona», ya que la mayoría de sus clientes provienen del distrito y se vería muy beneficiada. «Tantos rubros dependemos del turismo, y nos vemos golpeados a niveles impensados».
La dueña de «Sol y Luna» afirma que se siente en la grieta que divide; «por un lado, quiero trabajar, pero por otro, quiero cuidarme y cuidar a mi familia», lo que genera mucho más estrés a la situación. Ella aprovechó la entrevista para transmitir el siguiente mensaje: «tenemos que entender que hay que cuidarnos, con las cosas básicas y mínimas, los protocolos de seguridad que nos manda el gobierno. Yo creo que si cumplimos esto, vamos a salir más rápido. Creo que hay poca conciencia de esto. Yo no le tengo miedo a la enfermedad, quiero que me dejen trabajar. Estamos en una situación muy complicada».
De parte del restaurante, ellos se anotaron para recibir las ayudas del gobierno, pero afirma que todavía no han recibido respuestas. «Esto nos agarró justo terminando la temporada, pero mis empleados tienen hijos, están complicados, es una situación muy difícil para todos. Por suerte, llegamos a un acuerdo con la dueña del local con respecto a los alquileres» explicó Graciela las circunstancias de su negocio.
El restaurante «Sol y Luna» posee dos ambientes separados, en los cuales Graciela nos explica cómo se trabajaría en una posible apertura futura. «Trabajaríamos con reservas anticipadas para planear la distribución de mesas. Quizás, podríamos citar a la gente en distintos horarios para respetar aún más el distanciamiento, aunque depende todo también de la cantidad de comensales que asistirían a la cena».
Refiriéndose al trabajo en delivery, Graciela comentó «le estamos dedicando todo el tiempo al delivery, hay mucha gente que nos llama y estamos muy agradecidos». Ella expresó que lo que más le preocupa a nivel comarca, es que sigue pasando el tiempo y se siguen debilitando cada vez más y qué sucederá al momento de reabrir el turismo, «¿Con qué se va a encontrar la gente cuando venga?, eso de verdad me angustia, pueden encontrarse con muchos negocios cerrados».
«Voy pensando en eso día a día. Cuando empezamos a trabajar, tuvimos la sensación de poder hacer algo rinda o no. Tenemos la sensación de que todavía estamos de pie» se refirió finalmente Graciela a la hora de contarnos su visión acerca del final de la pandemia.
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