«Alguien dijo una vez que te fuiste de tu pueblo, ¿Cuándo? … pero ¿cuándo? ¡Si siempre estás llegando! …»
En un nuevo aniversario de la muerte de Eva Perón, recordamos sus palabras con la misma fuerza y pasión que las pronunció: “¡Los pobres no inventan el dolor!… ¡Ellos lo aguantan!”. Esta frase, llena de verdad y resonancia, encapsula su profunda comprensión y empatía por los menos favorecidos, quienes fueron siempre el centro de su vida y su lucha.
Eva Perón, conocida cariñosamente como Evita, emergió como una figura central en la Argentina del S.XX, no solo como la esposa del presidente Juan D. Perón, sino como una incansable defensora de los derechos de los humildes y los trabajadores. Su vida, marcada por el compromiso y la entrega, fue un faro de esperanza para millones de argentinos que enfrentaban la desigualdad y la injusticia.
“¡Los pobres no inventan el dolor!… ¡Ellos lo aguantan!” Esta frase de Evita no solo destaca la realidad de la pobreza, sino que también subraya la resistencia y la fortaleza de aquellos que la sufren. Los pobres, en su día a día, enfrentan un sinfín de dificultades y desafíos que no han creado, pero que soportan con una dignidad admirable. Ellos no eligen vivir en condiciones de escasez ni enfrentarse a la falta de oportunidades. El dolor que experimentan no es una invención suya, sino una consecuencia de un régimen que perpetúa la desigualdad, convirtiendo la pobreza en estructural. Aguantan el dolor físico de la enfermedad sin acceso adecuado a la salud, el dolor emocional de la discriminación y la exclusión y el dolor psicológico de la incertidumbre constante sobre el futuro. La fortaleza de los pobres reside en su capacidad para resistir y sobrevivir ante la adversidad. Cada día es una batalla que enfrentan con coraje y determinación. La dignidad con la que llevan sus vidas es un testimonio de su humanidad y su espíritu indomable, algo que Evita reconoció y honró incansablemente.
El compromiso de Evita con los pobres no solo fue político, sino profundamente personal y emocional. Su labor al frente de la Fundación Eva Perón cambió la vida de miles de argentinos, proporcionando desde viviendas dignas hasta asistencia médica y educación. A través de la Fundación, Evita impulsó la construcción de hospitales, escuelas y viviendas, creando una red de apoyo que mejoró las condiciones de vida de muchos de nosotros. No sólo se proporcionó ayuda material, sino también inspiró a los pobres a luchar por sus derechos y a creer en un futuro mejor. Su figura sigue siendo un símbolo de esperanza y un recordatorio de que el amor y la solidaridad pueden transformar vidas.
En el aniversario de su muerte, recordamos a Eva Perón no solo por sus logros, sino por el amor incondicional que profesó a los pobres y por la fortaleza con la que defendió sus derechos. Su frase, “¡Los pobres no inventan el dolor!… ¡Ellos lo aguantan!”, sigue siendo un llamado a la comprensión, a la acción y a la lucha por una Argentina más justa, unida y solidaria. La vida y el legado de Evita nos enseñan que la verdadera grandeza reside en la capacidad de amar y de servir a los demás, especialmente a aquellos que más lo necesitan. En honor a su memoria, continuemos trabajando para aliviar el dolor de los pobres y construir una comunidad donde todos podamos vivir con dignidad y esperanza.
Sin embargo, hoy observamos con preocupación cómo se está haciendo sufrir a su pueblo. Las políticas liberales están exacerbando las desigualdades y desmantelando muchos de los avances sociales logrados. El pueblo enfrenta nuevamente el dolor de la exclusión y la pobreza.
Las privatizaciones y recortes en los servicios públicos estarán dejado a muchos sin acceso a la atención médica, la educación y otros servicios esenciales. Las promesas de prosperidad y crecimiento económico no se verán traducidas en mejoras reales para la mayoría de los argentinos. En cambio, se beneficiará desproporcionadamente a una élite económica mientras que los trabajadores y los humildes sufrirán las consecuencias de estas políticas que priorizan el mercado sobre el bienestar social.
Esta situación refleja una cruel paradoja: mientras se predica la libertad económica, se perpetúa la opresión y la marginación de los más necesitados. La liberalización del mercado laboral irá llevando a la precarización del empleo, con trabajos temporales y mal remunerados que no permitirán a las familias salir de la pobreza. La inflación y el aumento del costo de vida seguirán agravando aún más estas condiciones, haciendo que el día a día sea una lucha constante para millones de argentinos.
Evita nos enseñó que el verdadero progreso se mide por el bienestar de los más vulnerables. Hoy, más que nunca, debemos recordar su legado y trabajar para revertir las políticas que están causando tanto mal. La justicia social no es solo un ideal noble, sino una necesidad urgente para construir una comunidad donde todos puedan realizarse y vivir con dignidad.
Recordemos a Eva Perón no solo como una figura histórica, sino como un faro que nos guía en la lucha por un futuro mejor. Que su memoria nos inspire a resistir las injusticias y la corrupción del presente y a construir una Argentina más equitativa y solidaria, donde el amor y la comprensión prevalezcan sobre el interés individual y el lucro. En este aniversario, renovemos nuestro compromiso con los ideales de Evita y con la constitución de una Argentina que honre su legado de fuerza y amor.
Luis Gotte
la trinchera bonaerense