En el ultimo programa de Serendipia hablamos con Cesar Puliafito, historiador bahiense, autor de 3 libros «la legión italiana», «la bahía épica» y la historia del puerto de bahía, con el cual pudimos reflejar el pasado de nuestra comarca en una charla amena y el nos decía. «Si bien a mi me apasiona la historia del ejercito de los Andes, por consejo de un amigo mio, historiador ya fallecido me volqué a la historia nuestra, la de Bahía Blanca, donde existe tanto por revelarse aun aquí y en la región que es apasionante. Si bien los últimos 40 años hubieron grandes adelantos y ya podemos saber quienes fueron los caciques y demás, es casi novedoso todo lo que se descubre».
Al consultarle sobre la comarca serrana y su pasado el nos dijo «La zona inter serrana revela según los arqueólogos 8 mil años de poblamiento, allí existían grupos pampidos que convivían con cliptodontes, que era del tamaño de un fiat 600 y otras bestias, que incluso se piensan que pudieron ser extinguidas por el propio ser humano, la llamada megafauna.
Al referirse a las huellas de Pehuen Co nos dijo, «Es un patrimonio maravilloso y que es muy raro encontrar en el planeta este tipo de huellas, se calcula tienen una edad de 7 mil años, se encontraron hasta elementos de madera debajo de la arena, que fue preservado por el proceso químico de solidificación. Lo notable es que a pesar de la erosión eso se haya podido preservar».
En cuanto a culturas de la zona serrana nos contó «Eran Pampidos, no se sabe de cuando, si son los mismos de los 8 mil años o si son de otro grupo que llego después, a los que conocemos como originarios son los Tehuelches, a los cuales se los puede dividir en 3 grandes grupos «los Onas, que eran de Tierra del Fuego, los de la patagonia, los Oniquen que si bien tenían costumbres distintas, tenían rasgos y costumbres en común y los Genagen, que eran los del Norte. No obstante, en 1741 estuvieron los jesuitas y ya existían los Aonikenk que hacían caminatas larguísimas ya que no tenían caballos. A partir de la llegada de Pedro de Mendoza se dispersaron los caballos y algunos vacunos
y realmente el hábitat fue tan prospero para estos animales que poblaron todo el territorio, al punto que había caballadas descomunales y a los tehuelches les cambio la vida, al punto que se convirtieron en jinetes extraordinarios y la cultura se transformo de gente que caminaba, a gente que andaba a caballo y ese nomadismo se extendió y es lo que se llama la tehueltizacion de todo el territorio, hecho que ocurrió no hace mas de 400 años».
A partir de convertirse en jinetes la cultura también se transformo en el aspecto del seguimiento de los guanacos lo que era fundamental para su subsistencia, del cual no dejaban casi nada, lo usaban todo, los tendones para hacer cuerdas para arco, muñequitas para poder jugar los niños, hacían sus toldos, a los cuales por dentro los pintaban de amarillo para que de un reflejo mas cálido, era verdaderamente un pueblo excepcional.
Es mas, como anecdotario nos contó «Darwin se cruzo con ellos cuando ya estaba en plena decadencia su cultura y relato que eran de una talla y una estatura hermosa, que incluso las mujeres llegaban a medir casi un metro ochenta, era común ver tehuelches de 2 metros».
El linaje familiar de los tehuelches siempre fue bien diferenciado, estaban los Chanel, Lorenzo, Tethuel como otros tantísimos tehuelches que tenían un señorío larguísimo, y si bien se repartían la territorialidad, cada uno tenia su linea genética y eran respetados. Al fundarse Carmen de Patagones en 1779 el cacique Chanel comercializaba en Buenos Aires, entonces este sector siempre fue importante, la bahía como núcleo de rastrillada, pero la sierra fue un lugar muy prospero para los tehuelches por la materia prima existente, aparte de ser un lugar de reparo por las condiciones del lugar donde podían preservarse. .
Al ser consultado nuevamente respecto de la megafauna y la convivencia con el hombre el nos decía «existen algunas dudas aun si pudieron llegar a convivir, algunos hallazgos pareciesen que en algún momento pudieron llegar a tocarse las dos puntas, los que estaban apareciendo y los que estaban desapareciendo.
«Nunca he recorrido en busca de cuevas en las zonas serranas, yo me dedico mas a la parte histórica y ahí no he llegado, de todas maneras soy muy respetuoso, ir a verlo por ir a verlo no me parece, me ha tocado encontrar restos en fortines de botones u otros utensilios y no es que los deje o los desestime pero me parece que eso lo es conveniente que lo maneje gente que realmente sabe hacer las cosa. Existen muchas colecciones privadas de piedras marcas u objetos que no se sabe de donde son, de que sitio se sacaron y que podrían dar mucha mas información. Hay muchos sitios que no son revelados para que no se contaminen. El detector de metales es una cosa muy interesante que a la vez puede ser muy destructiva y así se pierden muchas cosas.
«Es tanto lo que hay por descubrir aun, el problema es que nuestros pueblos y ciudades están instalados en esos nudos de rastrillada, tengan en cuenta que los Tehuelches tenían muchas veces un día y medio de viaje de un lugar a otro y llevaban el agua en estómagos de guanaco ya que no podían llevar vasijas, tengan en cuenta que el viaje de Patagones a Bahía blanca demoraba aproximadamente hasta 6 días de a caballo, hacían 30 km por día aproximadamente, y eran familias que viajaban de un lado a otro, entonces tenían de patagones para acá primeros pozos que era agua bastante salada y de poca calidad, luego llegaban a río colorado donde se había grandes asentamientos Tehuelches, después pasaban a segundos pozos por la zona de Buratovich, luego Cabeza de Buey para luego llegar al sauce chico que les quedaba aun un buen tramo y buscaban para el lado de Dorrego que había un camino o por el arroyo para el lado de las sierras.
Finalmente se despidió después de una nota muy enriquecida en historia quedando a disposición para seguir nutriendo este espacio dejando abierta la puerta de la historia y nos invito a leer la Bahia épica agradecido de haber sido contactado.
NOTA COMPLETA: