En otra entrega de Tiempo Educativo, el licenciado Gabriel Sivinian habló sobre el conflicto que se vive por estos días en la Franja de Gaza. “Quedarnos con la foto es sesgado” afirmó.
En una nueva entrega semanal de Tiempo Educativo, en esta ocasión quien tuvo la palabra fue el profesor Gabriel Silvinian, el cual, como es una costumbre en este micro, rompió el hielo presentándose.
“Soy licenciado en sociología, egresado de la UBA. Llevo tres décadas enseñando en escuelas públicas. Ahora a cargo de la Cátedra de Libres Estudios Palestinos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Es una cátedra que hace 15 años ya funciona” comentó.
A esto le agregó que “soy un ciudadano sensibilizado particularmente por las temáticas de derechos humanos por mi propia biografía, ya que soy nieto de cuatro abuelos sobrevivientes del genocidio Armenio, y que comenzó a entender de política con el despertar de la democracia en 1983”.
Yendo de lleno a la situación que ocurre entre Israel y Palestina, el catedrático aseguro que “se toma la foto del 7 de octubre con la irrupción de Hamas al sur de Israel, de los crímenes cometidos ese día. No es admisible bajo ningún punto de vista el ataque a la población civil, ni la continuidad de esos crímenes. Pero acá hay una película. Esa foto es condenable. Pero hay una película que tiene cuanto menos 75 años. Quedarnos con la foto es sesgado”.
Según su visión “hay un ciclo de violencia continua que padece el pueblo de Palestina, hay una resistencia del pueblo de Palestina que no se expresa solo de forma armada, y que tiene que ver con 75 años de despojo colonial de su territorio, de desplazamiento de población, de implantación de población foránea, y que empieza con la implantación del estado de Israel en la Palestina histórica, y que uno puede situar más atrás”.
Por último reconoció que “el tema pasa por la caracterización de lo que es la cuestión de Palestina; ellos denominan todo este proceso como la catástrofe. Enfrentan un colonialismo por sustitución poblacional, donde un movimiento político llega al amparo de un imperio colonial que domina sus tierras, se asienta, desplaza a la población nativa, implanta población foránea y no tiene en cuenta a los originarios”.