Se llevó a cabo la presentación del libro “¿Por qué aquí?” de Víctor Piermattei “Manolo”
Existe un hecho histórico en la Comarca Serrana que se mantuvo existente en la historia oral de quienes la habitan. Si a las palabras se las lleva el viento, no quisiéramos imaginarnos lo que sucede con esos relatos que, por una causa u otra, pierden fuerza, ya sea por omisión u olvido, conveniencia o distracción.
Para situarnos, primer contexto: entre 1939 y 1945 la Segunda Guerra hacía estragos en Europa, siendo la mayor contienda bélica con más de cien millones de militares movilizados. Aunque luego de la derrota de las Potencias del Eje, la locación se corre del panorama europeo a Sierra de la Ventana, al sudoeste de la provincia de Buenos Aires.
Victor Piermattei o simplemente “Manolo”, fue quien, de la tradición oral supo encontrar un tesoro de esa época, justo debajo de las tierras serranas. En su libro “¿Por qué aquí?, presentado en el mismísimo Gran Hotel ( donde se descubrieron túneles realizados por alemanes de la época que huían luego de la posguerra), describe a detalle el proceso de fuga y llegada a la Comarca.
Comenta que, luego de la presentación de la obra en La Sala Cultural Matrioshka y con retratos fotográficos que dan cuenta de la veracidad de los hechos, “cuando fui a hablar sobre el tema de los Nazis en Sierra de la Ventana, era como decir que uno había estado en el paraíso, no te creía nadie”.
Las historias que escuchó de niño fueron las precursoras: “mi papá conocía la historia, yo la conocía. En la casa de mi abuela se hablaba del tema”, afirmó.
El giro narrativo dentro de la historia personal del autor fue cuando, luego de muchas insistencias y poca credibilidad por parte de los habitantes, el Gran Hotel cambió de dueño y decidió llevar a cabo varias reformas del mismo. Ahí es cuando se logran obtener las pruebas para hacer realidad el libro.
“Todo lo que me contaban, parecía ser cierto. Hace 55 años atrás, mi tío me decía que los túneles estaban hechos de la misma forma que una mina de carbón, con machinal (como le decían los gringos), de un metro por un metro. Cuando aparecieron en el 2007, tenían esas magnitudes y estaban armados con machinales. No los recorrí porque había mucho derrumbe, solo pude meterme en dos de ellos. Estaban sostenidos por tablitas que se encontraban podridas”, comentó sobre su experiencia.
El descubrimiento permitió realizar un bosquejo de cómo era todo de antaño: “el sótano de Hotel era una despensa. Si bien estaban cómodamente asentados ahí, ante cualquier peligro que se les presente, se escondían. Una vez que estaban en el sótano nadie los encontraba. Tuve que hacer malabares para entrar”, explicó.
Entre tanta reforma, algo se preserva, “hay un cuadradito que se ve, está tal cual, es por donde estaba la puerta del sótano, debajo de la barra”.
Los túneles constan de un caño destinado a su ventilación, de 7 u 8 pulgadas, asimismo afirma la existencia de cuatro túneles: el más largo, de 300 metros, iba del hotel hasta el arroyo, el segundo al Río, el tercero a la Estación y, el cuarto, realizaba el sentido inverso.
Varias son las anécdotas. Una de ellas tiene lugar en la calle Roca, cuando se realizaban las tareas de pavimentación, en la que una excavadora se hundió por completo al caerse dentro de esos corredores.
Otra historieta tiene como personaje principal a un trabajador que realizaba las tareas de reforma en el lugar: “Un empleado al que le decíamos “Mono” me llama para avisarme que habían encontrado los túneles. Yo estaba a cinco cuadras del Hotel. Cuando estoy llegando, el muchacho me dice, todo pálido, que por favor no vaya, que en el lugar había brujas. –No, mono-, le digo, y seguí caminando. Resulta que había pinchado el techo del túnel con la barreta y ésta se le fue para bajo, pensó que se la había tragado una bruja. Estaba muy asustado, pidió la cuenta y se fue”, recordó.
La preservación de los mismos no tuvo la relevancia necesaria para ser llevada a cabo, pero aún quedan pedazos de ellos y, en la medida que la gente realiza perforaciones como Alberto Schumacher en la panadería donde excavaron y se encontraron con túneles y los resabios de una historia que, en efecto, tuvo lugar.
“¿Por qué aquí?” cuenta cómo fue el proceso de fuga de los criminales nazis hacia Argentina, organizado en tres niveles: según el nivel de criminalidad que poseían dentro de su territorio y si el arribo se producía en avión (en las recién inauguradas Aerolíneas Argentinas), barco o submarino.
Su llegada no estaba exenta de riquezas, tales como obras de arte, lingotes de oro y dinero. De hecho, hay leyendas lugareñas que hacen mención al Graf Spee, un buque alemán que prestó servicio durante la Segunda Guerra Mundial de la mano de la Kriegsmarine, en donde habrían desembarcado grandes jerarcas nazis.
Volviendo a admitir que “Perón era un nazi confeso “y que “mantenía vínculo cercano con la familia de Mussolini”, Manolo sostiene que “el peronismo original era absolutamente nazi, aunque tuvo sus rencillas porque Eva estaba en la vereda de en frente”. Lo mismo sostiene respecto al Papa Pío XII, quien sigue siendo motivo de análisis y controversias respecto a la intensidad de su accionar en los crimenes del régimen nazi en Europa contra judíos y comunistas.
Victor Piermattei o simplemente “Manolo” tiene mil historias para contar, desde la amistad de su padre con el Ex Presidente de la Nación, Arturo Umberto Illia, perteneciente a la Unión Cívica Radical, describiéndolo como “un hombre sencillo y humilde que venía de visita a la casa familiar en el tren, comprando pasaje como cualquier ciudadano normal”.
Su padre fue boletinero (reportero) radial, del 36 al 45, para Radio El Mundo y, posteriormente, para la emisora Red Azul y Blanca.
Las obras “¿Por qué aquí?” e “Historias políticas argentinas”, ambas del autor, pueden encontrarse en el Gran Hotel de Sierra de la Ventana, un lugar que, además de su belleza natural, atrapa con su historia.