A 121 años del nacimiento del Ingeniero que dejó una huella muy grande en el patrimonio arquitectónico de nuestra región.
La variada huella material de la práctica del arquitecto e ingeniero italiano Francisco Salamone, desplegada en los pueblos de la provincia de Buenos Aires entre los años 1936 y 1940, manifiesta el fomento al crecimiento y desarrollo en los municipios bonaerenses del interior a través de la obra pública. Tornquist es uno de los distritos con mayor cantidad de obras del Ing. Salamone donde encontramos Palacio municipal, plazas, cementerios de Saldungaray y Tornquist, mataderos, delegaciones municipales y Mercado de Saldungaray, lo que incluye además mobiliario urbano, evidenciando la representación y destacando al estado en su impronta monumentalista.
Francesco Salamone (5 de junio de 1897 – 8 de agosto de 1959), conocido en español como Francisco Salamone, fue un arquitecto e ingeniero ítalo-argentino. Emigró siendo un niño hacia la Argentina. Luego, en apenas cuatro años, entre 1936 y 1940, construyó más de sesenta edificios en veinticinco municipios de la provincia de Buenos Aires.
Nacido en la localidad siciliana de Leonforte, fue uno de los cuatro hijos del matrimonio del arquitecto Salvatore Salamone y Antonia D’Anna.23 Francisco llegó a Argentina de niño junto a su familia, entre los años 1903 y 1906.
Decidió seguir los pasos de su padre en el oficio de la construcción e ingresó en el Colegio Otto Krause de Buenos Aires, donde se graduó con un título de maestro mayor de obras.4 Posteriormente inició estudios en la Universidad Nacional de La Plata, primero, y en la Universidad de Córdoba después. Dos años después, en 1917, egresó con los títulos de arquitecto e ingeniero civil.24 En 1919 obtuvo dos medallas como reconocimiento a sus diseños en exposiciones de Milán y Barcelona.
En 1928 se casó con Adolfina Vlieghe de Croft, de ascendencia austríaca, con quien tuvo cuatro hijos: Ricardo, Roberto, Ana María y Stella Maris.
Obra profesional
Los primeros trabajos de Salamone como arquitecto e ingeniero —viviendas particulares y construcciones menores— comenzaron en la década de 1920 en la provincia de Córdoba.1 Al mismo tiempo, incursionó brevemente en la política en 1923, perdiendo las elecciones internas de la Unión Cívica Radical para representar al Departamento Punilla en el senado provincial.
Entre otros lugares de la provincia trabajó en Villa María haciendo allí una obra de pavimentación, un matadero, parque del cementerio, algunas plazas (como la denominada Centenario). Todas estas obras fueron realizadas en una intendencia a la que se le endilgaron hechos de corrupción. Salamone se fue de la ciudad sin terminar algunos de sus trabajos (por ejemplo el matadero, que tuvo varias deficiencias), en tanto que obras como el asfaltado de calles no resistió los primeros embates del clima.
Luego se fue a trabajar a la provincia de Buenos Aires. Allí, con el comienzo de la modernización de la obra pública de los municipios del interior. Salamone tenía una gran amistad con el gobernador provincial, el conservador Manuel Fresco, del Partido Demócrata Nacional. Éste le encomendó a Salamone la tarea de edificar distintos edificios públicos en la pampa húmeda, dándole carta blanca para sus proyectos. La idea fue fomentar el crecimiento de los pequeños pueblos y ciudades del interior. Salamone llegó a construir más de 60 grandes obras en pocos años, y otras tantas obras menores.
La obra de Salamone tuvo el claro objetivo de lograr una arquitectura para un Estado fuerte y presente en los momentos importantes de la vida de los bonaerenses. Su característica principal es el monumentalismo, estilo muy en boga en la década de 1930. La espectacularidad es un rasgo distintivo de sus construcciones, que llegaban a elevarse a unos treinta metros, en comparación con el entorno urbanístico que las rodeaba, que generalmente no superaba los cinco metros de altura. La arquitectura de Salamone nada tenía que ver con el contexto en que erigió sus edificios por lo que tuvo un fuerte impacto en el urbanismo provincial.
Su trabajo se caracterizó por tres tipos de construcciones principales: municipalidades, portales de cementerios y mataderos. También realizó plazas, pórticos, mobiliario urbano y de interior de los palacios municipales, veredas y luminarias para mantener la coherencia de su estilo monumental.
Los palacios municipales, cuyas características principales son el monumentalismo y las torres que simbolizan la avanzada de la civilización sobre la barbarie o el desierto. Sobresalen como originales y emblemáticos los Palacios Municipales de Carhué, Guaminí, Pellegrini, Rauch, Tornquist, Puán, Alberti, Laprida, Adolfo Gonzales Chaves, Vedia y Coronel Pringles. El Palacio Municipal de Carhué, su obra municipal más importante, fue inaugurado el 3 de diciembre de 1938, que combina tres estilos elegantemente: art decó, futurismo italiano y funcionalismo inspirado en la Escuela de la Bauhaus, fue declarado “Monumento Arquitectónico Municipal”.
Los cementerios se caracterizan también por su monumentalidad y enormes portales que simbolizan el cuerpo humano reintegrándose a la tierra. Suelen ser obras integrales y no solo pórticos. Son especialmente impactantes los que edificó en las ciudades de Azul (cementerio de Azul), con el Arcángel San Gabriel representado como un gran Ángel de la Muerte custodiando la entrada y la gigantesca sigla RIP realizados en cemento, y Saldungaray, donde aparece el Cristo crucificado en un frente circular y el que realizó para la localidad de Laprida, una enorme cruz, con un cristo de cuerpo entero, que es la segunda obra religiosa más alta de Sudamérica, después del Cristo redentor de Río de Janeiro, Brasil.
Los mataderos fueron obras funcionales en su representación arquitectónica. Uno de los principales exponentes es el de Coronel Pringles, cuya torre simboliza la hoja de una cuchilla.
Cuando terminó la administración del gobernador Fresco en 1940, Salamone se trasladó con su familia a Capital Federal. En 1943 se tuvo que exiliar en Uruguay después de ser acusado de corrupción en una obra de pavimentación en San Miguel de Tucumán. Luego de que los cargos fueran retirados, volvió a la Argentina donde dirigió múltiples obras de pavimentación urbana y solamente proyectó 2 edificios de estilo racionalista y una vivienda particular.
Los gobiernos posteriores, de distinto signo político, no continuaron valiéndose de sus servicios.
Fallecimiento
Francisco Salamone falleció el 8 de agosto de 1959, relativamente olvidado, pero dejando una herencia arquitectónica monumental en la pampa argentina. Sus restos descansan en el cementerio Jardín de Paz.
En la actualidad, la dualidad en la obra construída de Salamone -entre edificios en ruinas y edificios municipales monumentales- no deja de demostrar la existencia de un rastro identitario presente en cada ciudad donde fue encomendado.
Fuente consultada Wikipedia