La oficina de Violencia por Razones de Género de Tornquist Municipio, comparte el informe detallado de las estadísticas de las situaciones abordadas en el distrito en lo que va del 2024 y su respectivo análisis.
Además de registrarse nuevas situaciones de ingreso que nunca habían tomado contacto con la oficina, el equipo continuó abordando otros casos a modo de seguimiento.
De todas las situaciones intervenidas en junio, el 60 % ya estaban siendo acompañadas por el equipo y el 40 % corresponden a nuevos ingresos. El equipo ya acompañó a 102 mujeres en lo que va del 2024.
De estas situaciones abordadas en marzo, el 90 % cuenta con denuncias radicadas en la Comisaría de la Mujer y Familia y el 10 % pudo exponer su situación en la oficina, buscando acompañamiento, sin exponerlo formalmente como una denuncia.
En relación al origen de los casos ingresados, el mayor porcentaje proviene de la localidad de Tornquist, seguido de Sierra de la Ventana.
A continuación, se detallará un análisis de los tipos de violencia registrados entre las concurrentes a la oficina:
De las mujeres que expusieron las situaciones de violencia sufrida, todas manifestaron haber recibido violencia psicológica. Esto da cuenta de que cualquier situación de violencia siempre va a acompañada de manipulación, humillación, desvalorización, etc., que generan en la persona afectada un deterioro de su autoestima y, a veces, impide o dificulta la toma de decisiones y la acción para poder romper el vínculo con quien la agrede.
La mitad también sufrió desvalorización y descalificación dentro del ámbito familiar por el simple hecho de ser mujeres, llamándose esto Violencia Simbólica. Dentro de estas prácticas se destaca el control excesivo de las conductas de la mujer, como si fueran un objeto del hombre. También se considera violencia de tipo simbólica la sobrecarga en el cuidado de personas (niños/as, gerontes, personas con discapacidad, etc.) y en las tareas domésticas, por ejemplo (por el hecho de pensar que son actividades que deben realizar únicamente las mujeres del hogar). Aquí también caben la discriminación por orientación sexual o identidad de género y las burlas o comentarios machistas.
El 45 % de estas mujeres mencionó haber recibido golpes, empujones, estrangulamiento o cualquier otro tipo de agresión física con o sin armas de por medio.
El 40 % de las concurrentes de la oficina refirió haber sufrido Violencia Ambiental. Esto quiere decir que las actitudes agresivas no fueron hacia la mujer de manera directa, sino que se mostró agresividad con el entorno a fin de generar temor y sometimiento en la víctima. Algunos ejemplos pueden ser golpes a objetos o paredes, destrucción de objetos de la víctima, rotura del celular para generar incomunicación, maltrato hacia la/s mascota/s de la víctima, etc.
La misma cantidad sufrió un menoscabo en su economía y/o patrimonio a raíz de la situación de violencia, ya sea por la dependencia económica generada a partir del impedimento de tareas laborales o, en su defecto, por ser la única persona adulta responsable económicamente del hogar, situación aprovechada por la parte agresora.
El 40 % de las personas abordadas también mencionó haber sufrido la violación de sus domicilios o se las ha hostigado en los lugares de circulación y permanencia, tales como la escuela, trabajo, negocios, actividades deportivas, etc. Esto se denomina Violencia Espacial.
El 20 % refirió haber sufrido algún tipo de agresión sexual. Es decir, relaciones sexuales no consensuadas, contacto físico sin consentimiento u obligación a mantener relaciones sexuales a cambio de dinero, alimentos, extorsión, etc. Si bien esto puede parecer extraño que suceda en el ámbito doméstico, son situaciones de dominación muy comunes que se dan dentro de los hogares.
La Violencia Vicaria es una forma particularmente cruel de violencia machista en la que el agresor utiliza a los hijos e hijas como herramienta para causarle daño a la víctima. Es decir, se ejerce violencia sobre los niños, niñas o adolescentes con el objetivo de lastimar a la madre, de controlar su vida o continuar perturbándola. Se registró en el 15 % de los casos de este mes.
A pesar de que se pueden distinguir diferentes tipos de violencia, no son hechos que ocurren de manera aislada, sino que, generalmente, estas agresiones aparecen yuxtapuestas, ocurriendo de manera simultánea en un mismo caso.
En cuanto a la parte agresora, más del 60 % de las personas que ejercieron violencia contra las mujeres son reincidentes. El número de reincidentes superó a los agresores nuevos. Esto significa que ya han tenido otros episodios de violencia con la misma mujer o con otra. Además, la mayoría de los agresores tienen un vínculo pre-existente con las víctimas. Podemos deducir que no fueron hechos aislados, sino de violencia sistemática. Es muy grande la diferencia porcentual de las ex parejas que se convierten en agresoras en comparación a otros tipos de vínculos. Esto da cuenta que una separación es un factor de riesgo para que la violencia aparezca.
La mayoría de las situaciones abordadas en septiembre del corriente, sucedieron en el ámbito doméstico, demostrando que el lugar más riesgoso para una mujer es su propio hogar, con la contradicción que esto representa. También se registró violencia de género en el ámbito laboral y en los espacios públicos.
El objetivo de socializar el informe estadístico de los casos abordados es darle visibilidad a las situaciones que ocurren dentro del distrito y hacer un análisis sobre las mismas para pensar nuevas estrategias de intervención y prevención. Además, transmitir a la comunidad la importancia de ver las dinámicas sociales con una perspectiva de género, es decir, poder vislumbrar las desigualdades que entre los géneros existen y pensar políticas que acorten esta brecha para así conducir a una sociedad más amable para todas/os.