Alarma de los especialistas ante una posible segunda ola de coronavirus
La OMS anunció una caída global del once por ciento en los contagios. Pero en nuestro continente la tendencia es inversa y en nuestro país la baja se frenó.
«Lamentablemente creo que estamos comenzando la segunda ola de coronavirus«, advierte a Página/12 el bioinformático Rodrigo Quiroga, investigador del Conicet. Días atrás, la OMS difundió que los casos habían disminuido un once por ciento a nivel mundial, en la sexta semana consecutiva de descensos. Pero estos números no reflejan la realidad de América latina. Tampoco la del país. «Lo que está empezando a suceder en la Argentina es que parece que los casos están empezando a aumentar», subraya Quiroga. Otros especialistas consideran que, debido a las demoras en la carga de datos, todavía es temprano para hablar de una suba. Lo que sí es seguro es que, tras varias semanas en que los contagios venían bajando en el país, el descenso se detuvo.
Hay que tomar con pinzas la noticia de que los contagios descendieron a nivel global en un veinte por ciento, igual que las muertes. El físico Jorge Aliaga, también investigador del Conicet y docente de la Universidad Nacional de Hurlingham, explica que «no se puede generalizar. Cada país tiene su particularidad. E incluso dentro de un país cada lugar la tiene». Y añade: «Es razonable que en el hemisferio norte ahora los casos estén bajando, entre otras cosas porque está terminando el invierno. Por otro lado hay lugares, no muchos, donde avanza la vacunación«. De manera masiva esto sucede en el Reino Unido y en Israel, que están logrando «la tan ansiada inmunidad de rebaño», según Soledad Retamar, docente investigadora de la UTN Regional Concepción del Uruguay. A estos factores se suma, desde la óptica de Quiroga, la implementación de «medidas muy fuertes» en los países con mayor cantidad de infectados, como el Reino Unido, Francia y Dinamarca.
«En Latinoamérica la realidad es totalmente opuesta: lo que se ve muy claramente es una tendencia a aumentar los casos en casi todos los países, al mismo tiempo», afirma Quiroga. «En diciembre en la Argentina tuvimos un fenómeno particular: un aumento temporal de casos que bajó. Hubo muchas reuniones de fin de año, despedidas, cumpleaños, fiestas, que aumentaron muchísimo la cantidad de personas en y la frecuencia de reuniones, y generó ese aumento de diciembre. Pasó algo similar en otros países de Sudamérica, pero los casos no bajaron, como en Perú, Brasil, Uruguay y Bolivia», detalla. El 12 de enero hubo un pico en el país: 13.783 contagios confirmados.
A partir de esa fecha comenzaron a disminuir. «Veníamos bien, descendiendo los casos diarios promedio casi a nivel nacional, de forma rápida y sostenida. Entre un veinte y un treinta por ciento cada quince días. Pero en estos últimos catorce días el descenso se produce a un ritmo bastante menor. Se ve una desaceleración de la baja», puntualiza Retamar. Incluso, en algunas provincias se observa un incremento en la cantidad de infectados si se toma como referencia el indicador de crecimiento, una de las herramientas propuestas por el Ministerio de Salud para trazar un panorama certero. Con ella se comparan los últimos catorce días con los catorce anteriores. Los mayores aumentos se registran en Formosa, Jujuy y San Luis. Tan sólo cinco provincias mantienen la tendencia a la baja: Corrientes, La Pampa, La Rioja, Mendoza y Salta. Quiroga agrega que en la semana que pasó se produjo una «leve suba» en Buenos Aires, CABA, Chaco, Chubut, Córdoba, Jujuy, La Rioja, Salta y Santa Cruz.
Aliaga y Retamar coinciden en su lectura. «Esta semana vino con más casos que la pasada. Pero la pasada fue rara, porque tuvimos los feriados de carnaval, uno no sabe si eso puede haber afectado un poco los números. Al parecer los casos dejaron de caer, están parecidos a los de hace dos semanas atrás«, explica el físico. Los datos de los feriados pueden haberse cargado esta semana. Eso explicaría que haya más. Retamar, por su parte, analiza: «En la última semana tuvimos cinco días en que el promedio de casos diarios a nivel nacional mostró un crecimiento respecto a la semana previa. Pero me gustaría esperar una semana más para ver si continúa este crecimiento o es un efecto del fin de semana. Lo que sí está claro es que los casos dejaron de bajar. Llegamos a un piso en la bajada. Podríamos estar en la puerta de un crecimiento». La opinión de Quiroga es más tajante: «Lamentablemente creo que estamos comenzando la segunda ola de coronavirus».
Miércoles y jueves fueron días de más de 8 mil casos. El viernes hubo 5083, pero «no es un dato confiable» porque el punto de corte se aplicó dos horas antes. De acuerdo a Retamar, otra forma de medir la evolución es considerando el promedio de casos diarios en cada semana. En la del 30 de enero al 5 de febrero, el promedio diario era de 7807. En la siguiente, del 6 al 12, de 6498: un 17 por ciento menos de casos. Del 13 al 19 de febrero la caída fue del 14 por ciento, con 5598 casos diarios en promedio. En la última semana, el indicador revela 6292 casos, es decir un crecimiento del 12 por ciento en relación con los siete días previos.
Segunda ola
Para Quiroga, el ingreso a la temida segunda ola se debe a «tres factores». Uno es el relajamiento en los cuidados: «Ha disminuido el uso del barbijo, la gente está realizando más reuniones, con mayor frecuencia y cantidad de personas. Cuando llegan los primeros fríos empiezan a hacerse más reuniones puertas adentro, lo que implica un mayor riesgo de contagio». El segundo factor es la estacionalidad. Al finalizar el verano es de esperar que los casos suban. Esto ya se vio en Europa entre agosto y septiembre. El tercer y último elemento es la habilitación de muchas actividades de «altísimo riesgo de contagio puertas adentro»: la de restaurantes, bares, gimnasios, hoteles, iglesias. «Las clases suman pero no son un factor decisivo. Los casos aumentan incluso en distritos donde no hay clases», sostiene el investigador.
«Vamos a estar en problemas si no tomamos medidas rápidamente. Habría que empezar cuanto antes. Esta situación habilita a tomar medidas suaves, ver qué pasa con los casos, y evitar o al menos demorar las más fuertes y restrictivas. Por ejemplo, se podrían habilitar actividades de alto riesgo únicamente al aire libre. Otra posibilidad sería volver a las restricciones nocturnas», sugiere Quiroga. Pero, ¿qué es exactamente una segunda ola? «Se da cuando empiezan a subir los casos más o menos al mismo tiempo en una gran cantidad de provincias, en más de la mitad del país. No es un término exacto. Es bastante coloquial. Mucha gente dice que esta es la tercera, porque consideran que el aumento de diciembre fue una segunda ola», define.
El piso de casos para esta altura del año es alto. La cuestión se agrava porque ya hay transmisión comunitaria de dos variantes, «que parecen ser menos transmisibles y más letales»: la británica y la de Río de Janeiro. Por ahora se detectó en CABA.
En sus miradas respecto del relajamiento en los cuidados los expertos consultados coinciden. «Cada vez se retoman más actividades y hay más gente en el transporte público. No hay mucho misterio: si la gente no se cuida los contagios suben», desliza Aliaga. «Por mayo del año pasado se decidió que no se iba a afectar mucho más la economía y se fueron liberando actividades. Retomarlas tiene costos. En China hacen vida normal porque ya no tienen casos. Si hacés una cuarentena estricta en serio, de quince días, ya no tenés casos«, suma. Para Retamar, el hecho de que diciembre haya sido un mes de buenas noticias –descubrimientos en torno a vacunas, aprobaciones, inicio de la producción, pactos para envíos, los casos que bajaban– contribuyó a un cambio de percepción en la sociedad. «Puede afectarnos, generar un pensamiento de que ya está», opina. Ambos, Aliaga y Retamar, creen que la segunda ola llegará más adelante, junto con el frío y los cambios de hábitos y conductas que traerá consigo.
Los efectos de la vacunación
«La vacunación es un proceso que va a tardar muchísimo. No creo que antes de 2022 tengamos inmunidad de rebaño«, postula Retamar. Les entrevistades coinciden en que por ahora en la Argentina la vacunación impactará en el número de fallecidos, no en la cantidad de casos, por la decisión del Ministerio de Salud de comenzar por los grupos de riesgo, que es una línea a nivel global. «Influye bastante poco sobre la transmisión, para eso tiene que estar vacunada mucha gente, y estamos lejos de eso todavía. Hay pocas vacunas disponibles. Para los grupos de riesgo necesitamos 7 u 8 millones de vacunas, mientras que para generar un efecto de inmunidad y que comience a disminuir la transmisión necesitaríamos 25, 30 millones», analiza Quiroga. De acuerdo al Monitor Público de Vacunación, se hicieron 984.895 aplicaciones hasta este sábado. 694.470 personas recibieron sólo la primera dosis; 290.425 ambas.
«Habíamos advertido, a fines del año pasado, que era muy probable que no llegáramos a vacunar a todos los grupos de riesgo antes de que volvieran a aumentar los casos. Es lo que está sucediendo. Por eso hablábamos de que necesitábamos un plan B, que había que fortalecer todo el tema del rastreo y del testeo de asintomáticos. La verdad es que no se hizo demasiado. Se apostó casi exclusivamente a la vacunación. Estamos viendo el comienzo de la segunda ola y los vacunados son aún pocos», cuestiona el investigador. Aliaga añade: «La segunda ola nos va a agarrar, a diferencia de Europa, con la vacuna en el medio. Vamos a ver una diferencia notable en los muertos. Todo esto suponiendo que seguimos como estamos, que no aparece una mutación que le escapa a la vacuna o es más letal. Hasta ahora parece que agarra a las variantes. Pero no es aconsejable vacunar cuando tenés muchos casos, porque aumentás la probabilidad de que te escape el virus a la vacuna».
Las cifras de muertes
De las cantidades registradas durante febrero se desprende que los fallecidos descienden en promedio un 10 por ciento semanalmente en la Argentina. En la actualidad se reportan 128 fallecidos diariamente considerando el promedio de los últimos siete días. Al 12 de febrero eran un catorce por ciento menos que la semana anterior; al 19, un siete; y actualmente un ocho por ciento menos.
«La combinación de que estén bajando los casos en la mayoría de los países por medidas restrictivas sumada a la vacunación hace que disminuya internacionalmente el número de fallecidos», explica Quiroga. En Sudamérica, incluyendo al país, las cifras se mantienen estables. Los muertos crecen en Perú y Brasil. «En nuestro país la curva de fallecidos demora un poco en marcar lo que pasa con los casos. Los contagios subieron en enero y recién a fines de ese mes se vio una pequeña suba en la cantidad de fallecidos diarios. Lo único positivo que tuvimos con el rebrote de diciembre / enero es que los casos se dieron mayormente en personas jóvenes», dice Retamar.
Las miradas pueden diferir respecto a si en estos días el país está entrando o no en la segunda ola. Pero son muy parecidas al advertir que los casos dejaron de bajar y que el período que viene podría ser duro, teniendo en cuenta el cambio en el clima y el bajo porcentaje de vacunadxs al momento. Quiroga lanza otra advertencia que insta a la población a extremar los cuidados y al Estado a tomar cartas en el asunto: «Las segundas olas han sido iguales o peores que la primera«.
Por María Daniela Yaccar para Página 12