Una mujer terminó hospitalizada. Presentó traumatismo de cráneo con pérdida de conocimiento. Sin embargo, desde el supermercado se negaron siquiera a costearle las muletas. El descargo de su marido.
Entre sorpresa y consternación moral pasan los días Horacio y Susana, partícipes de una situación increíblemente penosa por la negligencia de la sucursal de la Cooperativa Obrera de Tornquist.
El propio Horacio Mendoza se encargó de relatar lo que le ocurrió a su mujer, la cual aún intenta recuperarse de las lesiones físicas que le ocasionó una intervención que hizo en la vía pública el supermercado, sin ningún tipo de permiso o supervisión del municipio.
“Justo ese día yo no pude ir porque estaba sin vehículo. Hace muchos años somos socios de la Cooperativa. Cada diez días vamos. Primero pasó por la farmacia, y cuando iba al local de la Coope, no advierte la presencia de los topes, tropieza con uno de ellos con tan mala suerte que cae de cara al piso y del golpe se desmaya. Alcanzó a apoyar las manos, pero igual se golpeó” comenzó diciendo.
Esos topes a los que hace mención son justamente señalizadores de estacionamiento. Rectangulares, bajos, amarillos, y que no solo no están debidamente señalizados, sino que no contaron con aprobación alguna del estado local para que sean abulonados en el sector.
Siguiendo con su testimonio, Horacio refirió que a Susana “se le nubla la visión, no ve nada, mueve un poco la cabeza y escucha a una señora que le dice; Querida yo te ayudo, ¿Con quién estás? ¡¿Con quién estás?!… y alcanza a decirle antes de perder el conocimiento que el hijo estaba adentro. La mujer entra a los gritos, sale todo el mundo y de la gente de la Cooperativa una persona la quiso levantar. Ahí el hijo dijo que no la toquen porque no sabemos lo que le pasó. Llamen a la ambulancia”.
Fue allí cuando “llegó la policía y cortó la calle para que la ambulancia pudiese llegar. Llegó de inmediato, la asistieron de diez. Lo mismo en el Hospital. Le hicieron placas. Y entre medio me avisan. Yo estaba en Villa Ventana y sin vehículo. Estuvo en algunas horas en observación, y luego la trajo el hijo hasta casa”.
La rodilla herida de Susana Aguirre luego de la caída frente a la Cooperativa.
Cuando lo peor ya había pasado “nos llamó la atención la poca bolilla que le dieron desde la Cooperativa. Tres días después tuve que ir a Tornquist y aproveché a ir a hablar con el encargado. Le dije que no la llamaron ni a ella ni al hospital para ver cómo estaba y si necesitaba algo”.
Según refirió, “me respondió que no se dieron cuenta, pero que no nos hagamos problema porque tienen un seguro que cubriría todo. Que solo teníamos que completar una planilla… bueh, que se yo… casi era lo de menos. No estaba quebrada. Era solo un terrible golpe”.
Y allí la parte que los descolocó: “Me da una planilla, tenía que completar con varios datos que me tenía que dar el médico, así que un par de días después la llevo. Pasaron un par de días y me llaman por teléfono, diciéndome que la Cooperativa no tenía nada que ver, así que no correspondía que nos dieran nada. Ni para la muleta. Y no se trataba del gasto, sino de la actitud”.
Cerrando, Horacio aseguró que “cuando nos sobreponemos del shock, les pido que nos pasen por escrito esto que me dicen por teléfono. Y me responde que por escrito nada. Yo tuve que llenar una planilla, firmarla, me dan una copia y no me quieren dar la respuesta por escrito. Insistimos pero nunca nos dieron ese papel. Al margen del gasto, el problema es la actitud”.