Carta de lectores.
Actualmente existe la intención política de reformar el sistema jubilatorio, teniendo como base la falta de financiamiento del sistema previsional, la “desarmonización”.
Es muy probable que se comience a decir que “la jubilación docente es de privilegio, porque se jubilan a los 50 años”, instalando este discurso en los medios masivos de comunicación, como campaña de desprestigio para imponer la reforma, sumándole a los comentarios ya expresados que tenemos a los alumnos de “rehenes” con las medidas de fuerza por reclamar un ingreso justo.
Desde el anonimato nací como Fernando Carlos en 1999, haciéndome cada vez más popular y masivo, lo que me exige una responsabilidad muy grande cada vez que escribo y aprieto el botón de enviar. Aprovechemos este canal de comunicación, ya que con toda humildad debo decir, que lo que aquí se dice se lee en muchas partes, y se trasmite boca a boca.
La jubilación docente no es de privilegio, en razón de los siguientes fundamentos, que tenemos que tener presentes, porque si amamos la paz, debemos estar preparados para la guerra.
Fundamentos:
1) El docente aporta un porcentaje mayor. El resto de los trabajadores aporta el 11% de su salario, mientras que los docentes aportamos el 16%. Es decir aportamos un 5% de más. Un año de aportes docentes, equivale a 1,45 años de aportes al 11%, que multiplicado por treinta años promedio de aportes docentes, equivalen a 43,63 años de aportes al 11%, con lo cual si tomamos una edad de 22 años promedio de ingreso en la docencia, con 43,63 años de aportes equivalentes al 11%, llegamos a los 65 años de edad. Por lo tanto, no hay un privilegio, es un régimen especial, que dadas las características de la actividad, se considera conveniente en algunos casos jubilarse a más temprana edad, considerando el agotamiento psíquico que la tarea de educar provoca, pero para ello, el trabajador debe hacer un aporte mayor, con lo cual se lo equipara al resto de los trabajadores, y “cuando hay equiparación, no hay desarmonización, hay igualdad, y cuando hay igualdad no hay privilegio”.
2) No hay jubilación total sobre el segundo cargo. El docente se jubila en un solo cargo, y sobre esa base se calcula el haber jubilatorio. Sólo se puede incrementar el haber jubilatorio considerando un segundo cargo, si y sólo sí, el segundo cargo se trabajó en forma simultánea con el cargo en base al cual se jubila.
De ese segundo cargo, sólo se percibirá el 2,8% por año simultáneo trabajado con respecto al cargo sobre el cual se jubiló.
En muchos casos, el segundo cargo se pierde, o el porcentual que le corresponde, es muy bajo, con lo cual se aportó por dos y se cobra una jubilación por uno. Para que realmente un docente se jubile teniendo en cuenta dos cargos, a ambos debió trabajarlos durante 25 años consecutivos, situación a la que muy pocos pueden llegar, y de lograrlo, tampoco es un privilegio, ya que durante 25 años se aportó por dos cargos.
En la mayoría de los casos, los docente se jubilan en base a un solo cargo, por tanto, todos los aportes realizados quedan solidariamente para repartir con el resto de los compañeros docentes y no docentes aportantes al IPS, pero no ingresan en igual proporción al haber jubilatorio. ¿Es esto un privilegio? Claro que no.
3) Sumas en negro no aportan. La remuneración del docente está conformada por muchas sumas en “negro”, que no aportan, con lo cual, como trabajadores, estamos desfinanciando a nuestro propio sistema previsional, por eso es que hay que exigir que todas las sumas en negro ingresen al básico. Además, la provincia, como nuestro empleador, también tiene que aportar, pero lo hace en base al básico, porque sobre las sumas en negro tampoco aporta, con lo cual, el propio Estado, que debe dar el ejemplo moral, es el primer evasor del sistema previsional. No puede la Provincia tener como argumento el déficit o desarmonización de la caja para reformar el sistema, cuando ambas cosas son producto de la evasión que trabajadores y Estado están cometiendo. Si bien el trabajador también evade, no es por su propia voluntad, ni por manganetas financieras, sino simplemente, es porque el Estado como empleador, es quien decide abonar sumas en negro.
Si aportáramos sobre el 100% de nuestro salario, además de ser lo correcto, el sistema previsional no tendría déficit.
Sin perjuicio de esto, también somos (trabajadores y la provincia) evasores del sistema de salud. Si aportáramos sobre el 100% de nuestro salario, IOMA podría darnos un mejor servicio de salud, si además se controlara la corrupción y el manejo político que los funcionarios, no los trabajadores, hacen tanto del sistema previsional como del IOMA. Es decir, el único responsable del manejo ineficiente tanto del IOMA como del IPS, no es responsabilidad de los trabajadores, sino de los funcionarios políticos. Por tanto, es habitual desprestigiar a los trabajadores, acusándolos falsamente de ser privilegiados, para ocultar las administraciones fraudulentas cuyos únicos responsables son los funcionarios que desprestigian a los trabajadores.
CONCLUSIÓN:
En síntesis, la jubilación docente no es de privilegio, nos jubilamos más jóvenes pero aportamos más, equiparando con nuestros aportes a los realizados por otro trabajador hasta los 65 años de edad. Nos jubilamos en base a un sólo cargo, y del segundo sólo un porcentaje, en tanto y en cuanto se lo haya trabajado simultáneamente con respecto al cargo en base al cual se obtiene la jubilación. Si se aportara (trabajadores y la provincia como empleador) sobre el 100% de los salarios, el sistema previsional y de salud, estaría mejor financiado, porque el déficit lo produce la evasión y la corrupción, y no la edad jubilatoria.
No te dejes engañar, y lo peor aún, no compres el discurso imperante que nos quieren instalar, lo nuestro no es un privilegio, tampoco es un sacerdocio, es un legítimo y justo derecho.
Lo que aquí se dice se firma.
Fernando Carlos IBAÑEZ – Docente / Abogado
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