El análisis de un fósil de más de 10.000 años hallado bajo el agua en Taiwán revela que perteneció a un denisovano, la misteriosa especie humana identificada primero en restos de ADN en Siberia<


En cuanto a si la identificación de dos proteínas es suficiente para afirmar que era denisovano, el autor no tiene dudas. “Estudios proteómicos previos identificaron elementos esqueléticos denisovanos a partir de una sola variante específica o incluso ninguna variante”, afirma Tsutaya. “En comparación con estos estudios previos, solo dos variantes específicas son suficientes para identificar el taxón de este espécimen”.
“El fantasma de la familia”
“El estudio nos permite dar un paso más al reto de ponerle cara a los denisovanos, que son un poco como el fantasma de la familia”, asegura María Martinón, directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH). “El análisis pone de relieve la importancia y el potencial de la paleoproteómica para caracterizar poblaciones humanas extintas y llegar a donde el ADN no puede llegar por la antigüedad y la preservación de material molecular”.
El estudio nos permite dar un paso más al reto de ponerle cara a los denisovanos, que son un poco como el fantasma de la familia
Esta especie comenzó siendo lo que se llama un linaje fantasma, en el sentido de que se conocía su ADN, pero no tenía representante físico“, suscribe Antonio Rosas, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC). ”Empezamos a conocer su aspecto físico“. A la vez, añade, el descubrimiento nos permite comparar otros fósiles hallados en China cuyo origen no estaba claro y que ahora pueden ser validados propiamente como denisovanos.

De los denisovanos sabemos todavía muy poco y no tenemos muy claro cuándo y cómo desaparecieron, señala el experto. “Son un grupo hermano de los neandertales. Es, por así decirlo, el equivalente de los neandertales en el extremo más oriental de Asia. Un grupo que evolucionó desde un antepasado común con los neandertales hace unos 400.000 años”. Al analizar el genoma de las poblaciones actuales, la huella de la hibridación con unos y otros está presente, y pudo tener valor adaptativo: el cruce con los denisovanos pudo ayudar a una adaptación más rápida a las zonas de gran altitud de esta región del planeta. “Eso es un argumento a favor de la hibridación adaptativa; te permite asimilar funciones biológicas y adaptarte de una manera mucho más rápida, te ahorras medio millón de años”.
Un mestizaje sin fin
“Me parece fantástico que las proteínas estén ayudando a situar estos fósiles sin contexto y que no encajan con el modelo de Homo erectus de China”, asegura el paleoantropólogo español José María Bermúdez de Castro. “En la parte final del Pleistoceno de China hay una variabilidad extraordinaria en el registro de fósiles humanos que tiene que ser ordenada. Las proteínas serán una gran ayuda, porque no hay suficiente información morfológica para obtener conclusiones robustas”.
En opinión de Bermúdez de Castro, es sorprendente que esta población se expandiera tanto hacia el este. “Sus genes se integraron en el ADN de los melanesios y, por supuesto, en nuestro genoma”, señala. “Todo apunta a que cuando los humanos nos movimos por todas partes y encontramos humanos parecidos hubo de todo, desde posibles enfrentamientos hasta hibridación”, concluye. “A medida que avanza la paleogenética vamos viendo ese mestizaje tan interesante entre todos los humanos de finales del Pleistoceno, excepto en África”.
Antonio Martínez Ron – elDiarioAR