Las cámaras empresariales de la costa atlántica aseguran que la caída turística ronda el 15 por ciento desde la asunción de Milei.
«El teléfono no suena». Esa es la frase que se le escucha repetir por estos días a muchos hoteleros de Mar del Plata. Con un nivel de consultas a cuentagotas, el sector turístico también se prepara para sortear la temporada –y el primer tramo de gobierno de Javier Milei— con más incertidumbre que expectativa.
Hasta octubre, la cosa no venía tan mal. A pesar de la falta de definiciones, durante las generales se logró asegurar, curiosamente, un grueso de reservas por anticipado frente al temor de una inminente disparada de precios. El empujón favoreció, sobre todo, a los balnearios. Sin embargo, los presagios se volvieron realidad en diciembre, con la devaluación y la inflación que precipitaron las primeras medidas del presidente.
Algunos referentes de la Asociación Empresaria Gastronómica de Mar del Plata fueron claros al graficar el termómetro de situación actual: «Desde la semana pasada que se paró el teléfono». En la entidad aún prefieren no dar números, pero en la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina se animan a confirmar una caída de, por lo menos, el 15 por ciento con relación al verano pasado que fue récord.
«La verdad que la expectativa se empezó a desinflar un poco porque las reservas hoteleras no son tan altas. En base a los relevamientos que vamos haciendo, notamos que hay un 15 por ciento de diferencia a lo que era el año pasado. Toda la incertidumbre y el DNU de esta semana le pusieron un freno de mano a la actividad«, lamentó Pablo Santín, secretario general de la seccional del sindicato.
Según la categoría de hotel, la retracción se vuelve más evidente. La encargada de un establecimiento ubicado en pleno centro, sobre la avenido Luro, aseguró que en 2022 tenía hasta un 30 por ciento de ocupación más que ahora. «Hace un mes y medio que no movemos la tarifa. El valor es realmente bueno y tentador, pero ni siquiera notamos que eso haya ayudado mucho. El tema es el miedo y, ante la duda, la gente no se mueve», razonó.
En una cadena exclusiva que cuenta con importantes complejos en «La Feliz» y otras nueve localidades turísticas del país también reconocieron una sensible merma. «Estamos fácil un 50 por ciento abajo», sintetizó uno de los empresarios consultados, aunque remarcó: «Estamos esperanzados, no hay otra palabra. Es cierto que esto no viene como esperábamos, con una explosión de reservas, pero tratamos de acompañar la esperanza con buenos precios y excelente servicio».
En el Colegio de Martilleros tampoco ofrecen números concretos. «Hubo una importante demanda antes de la última elección y después había mucha expectativa para ver qué pasaba. Ahora están repuntando las consultas y reservas y, en líneas generales, nos estamos acercando a la cantidad del año pasado pero no tenemos porcentajes. Todavía no se hizo ese análisis», dijo Guillermo Rossi, el presidente de la institución.
De todos modos, al referente del sector se lo escuchó con optimismo y confianza de que «la demanda de los últimos días siga creciendo». «Estamos expectantes. Sabemos que la situación económica está difícil pero también sabemos que la gente necesita tomarse unos días de vacaciones sí o sí», sostuvo, en diálogo con Página/12.
El problema, está claro, no es Mar del Plata. Un escenario similar se replica en distintas partes de la Costa Atlántica. El presidente de la Cámara de Turismo de Pinamar, Alfredo Baldini, señaló que «el panorama general viene lento y frenado por las expectativas que hay en el país».»Acá los alquileres de casas se manejaron siempre en dólares, pero las plazas tradicionales, de aparts y hoteles, se manejaban en pesos, y ellos no están vendiendo. Son alrededor de 30 mil establecimientos», advirtió, en declaraciones a Radio Nacional.
En Mar del Plata, en cambio, los alquileres mantuvieron sus precios en pesos. Pero ninguno se salvó del ajuste con el correr de las últimas semanas. Desde que el Colegio de Martilleros informaron que desde los valores sugeridos el 3 de octubre, se registraron aumentos, en promedio, del 50%. Así, entonces, pasar una semana en un departamento de un ambiente puede llegar a salir 180 mil pesos y en un chalet amplio el costo trepa a 400 mil pesos.
«Los valores que sugerimos han ido subiendo en línea con la inflación pero no estuvieron directamente afectados por la devaluación. Seguimos con valores en pesos, y con la prudencia que pedimos siempre para no perder competitividad», aclaró Rossi, al respecto.
También es cierto que el último verano dejó una vara muy alta para Mar del Plata. Según datos del Ente Municipal de Turismo, del 1 de diciembre de 2022 al 31 de marzo se registró el paso de 4.434.105 visitantes, el número más alto para una temporada completa desde que se tienen estadísticas, es decir desde los ’90. De hecho, el envión de ese número podría hacer que la ciudad alcance otro récord, al superar los 9 millones de arribos en 2023.
Por lo pronto, las autoridades locales concentran su atención en ese objetivo de cortísimo plazo y siguen con cautela las proyecciones para enero y febrero, que todavía se sienten lejanos entre tanta vorágine e incertidumbre.
Fuente Página 12