Los Hoteles de Carhué bombean el agua del lago Epecuén a su pileta privada. De esta manera pueden vender a los turistas los beneficios de ese líquido elemento, con propiedades únicas. Estos emprendimientos no podrían facturar los miles de dólares que ganan anualmente, si no fuera por ese lago, emplazado allí. ¿Qué ganancias le quedan a esas aguas por el beneficio económico que ofrece?
De hecho el lago y su biodiversidad ya hace unos años, han sido afectados tremendamente en la inundación que impactó sobre el pueblo que habitaba en sus orillas, quedando casas, hoteles, negocios, bajo el agua, pero afectó aún más (algo que nunca se dijo) a los ecosistemas y sus especies que quedaron inundados para siempre.
Hoy el agua bajó, dejando a la vista los despojos, y el turismo ambientalista vende entradas con guías que acompañan, para ver ese espectáculo. Se crean emprendimientos comerciales hasta con la “naturaleza lastimada” (Claudio Campagna). Los desastres ambientales son, también, un gran negocio. Pero los ecosistemas ahogados no pueden recibir recompensa alguna por ofrecer ese escenario a los turistas, no está pensado así.
Las playas de Mar del Plata, están atestadas de carpas de alquiler. En temporada alta, los quince días llegan casi al mismo precio que el alquiler de un departamento. Una minoría, la de mayor poder adquisitivo, podrá sentarse en la arena a mirar el mar, a la sombra de su carpa. El resto tendrá que buscar las sobras de las playas que los emprendimientos dejaron disponibles. Ninguno de los dueños de ese servicio ganarían lo que ganan si no estuviera el mar allí. ¿Qué recibe toda esa agua salada, donde se albergan especies marinas, a cambio?
El Polo Petroquímico se instaló en la orilla del Estuario de Bahía Blanca. Un lugar desprovisto de fuertes leyes que defiendan la naturaleza, y las pocas que hay no se cumplen. Están aquí por eso y por la ubicación estratégica que les permite tener el enlace marítimo – terrestre, gracias al Puerto Petrolero. Sus chimeneas se pueden ver casi desde toda la ciudad. Siempre humeantes.
Sin ese estuario, donde se encuentran dos Reservas Naturales, el Polo Petroquímico no podría llevar adelante su negocio cuyos productos tienen una valuación de más de cuatro mil millones de dólares anuales.
¿Qué recibe a cambio la ría de Bahía Blanca?
El 23 de mayo del 2023, Patricia Rodríguez de Eatworks, una institución que se ocupa de identificar las emisiones de gases peligrosos, enfocó con un cámara en frío (cámara óptica de imágenes de gas, Flir certificadas por EPA) en diferentes chimeneas de la Termoeléctrica, Dow y la Refinería Bahía Blanca, S.A.U.
Fue impactante, para los integrantes de Sílice, que acompañamos, observar desde la cámara un volcán de metano, en las chimeneas, donde a simple vista no se veía nada. El metano es invisible al ojo humano. Y lo que no vemos parece que no existe. Pero está allí. Como también están los metales pesados en el agua y el probado daño ambiental establecido por el fallo en lo contencioso administrativo del año del 2022.
El agua relajante para los hoteles privados, las carpas de alquiler ocupando las playas, zonas inundadas como escenario para el negocio turístico, el estuario para la navegación de las embarcaciones petroleras, solo unos pocos ejemplos de cómo la naturaleza ofrece servicios gratis. Esa Plusvalía se la llevan los empresarios petroleros y los comerciantes del turismo, sin siquiera preocuparse por cuidar a la gallina de los huevos de oro.
Pero como dice Ortega y Gasset: “toda realidad ignorada, prepara su venganza”
Y la venganza va llegando. El pasado, 2 de febrero (paradójicamente el Día Mundial de los Humedales), Bahía Blanca sufrió el segundo evento climático en dos años. El primero se llevó vidas humanas, el segundo fue por autos, techos, y otras construcciones.
Mientras el Polo Petroquímico está a salvo debajo de sus protegidas estructuras, con agua y luz garantizada, recibiendo gratis la plusvalía de la naturaleza (robada), nosotros pagamos las consecuencias. Y no es un eufemismo. Las pagamos con fondos y lo hemos pagado con vidas humanas. Es el pasivo ambiental que nos están dejando. Y esto recién empieza
La naturaleza es tan generosa, que solo nos está devolviendo con pedradas, la contaminación de metales pesados en sus aguas y con fuertes vientos, el metano lanzado al aire sin escrúpulos.
Las pedradas solo rompieron vehículos, que se restaurarán, pero la contaminación de metales pesados, acelerará aún más la extinción de especies, algo imposible de recuperar. Los fuertes vientos solo rompieron vidrios y techos, que serán reemplazados, pero el impacto sobre la biodiversidad y los ciudadanos, de gases peligrosos en el aire, no tiene cura.
Dicen que todo esto no es cierto. MIENTEN. Dicen que cumplen con la normativa de emisión de gases. MIENTEN. Dicen que no se puede probar quien contamina y cuánto. MIENTEN.
Pero la naturaleza tiene la verdad y la va diciendo, primero con un susurro, que irá en aumento hasta transformarse poco a poco en un huracán. Y cuando el Estuario muera, y Bahía Blanca sea un despojo, los empresarios extractivistas ya habrán mudado sus pertenencias a otro lado para volver a empezar y el comercio turístico s.o.s.tenible, transformará nuestros despojos en visitas guiadas.
Sílice 14.8 nunca negociará, no aceptará formar parte de ninguna manera, ni a través de subsidios estatales o portuarios, ni negociando acuerdos. Y tal vez sea la única ONG de resistencia, mientras el resto del ambientalismo “voluntarioso” seguirá vendiendo a muy bajo costo su alma al diablo.
Prof. Patricia Gonzalez Garza
Sílice 14.8 ONG conservacionista