En el Senado y ante curas y monjas de Opción por los Pobres, agradeció la vida y llamó a proteger el pacto de 1983 de racionalidad y convivencia política. El Papa y un pedido.
El martes a la noche Oscar Parrilli hizo tres llamados. Habló con el cura Paco Olveira, con Eduardo de la Serna y con Ricardo Carrizo para decirles que Cristina Kirchner quería verlos para agradecer por la vida. Ya estaban los curas villeros y en Opción por los Pobres (OPP) y otro llamado sumó a las mujeres religiosas, a quienes el espacio presenta como la rama femenina de la OPP. Ante ellos, en el Senado, finalmente CFK hoy hizo su primera reaparición pública después de la noche del atentado.
«Siento que estoy viva por Dios y por la virgen», dijo con voz entrecortada, con su rosario en el cuello. Durante una acto que tuvo el tono de una ceremonia, la Vicepresidenta decidió dejar un mensaje profundamente político al sostener que aquello que sucedió hace exactamente dos semanas, cuando un hombre le gatilló a la cabeza, rompió el pacto democrático que la Argentina tenía desde 1983, cuando terminó la dictadura cívico-militar. CFK convocó nuevamente a la oposición a dialogar, subrayó el rol de los militantes en su protección física más inmediata, habló de la intimidad de la charla que al día siguiente mantuvo con el Papa Francisco y al final les dijo a los curas y a las monjas a modo de pedido: «Recen mucho por mí, porque lo necesito».
El acuerdo social roto
«Lo más grave no es lo que me pudo haber pasado a mí. Lo más grave fue haber roto un acuerdo social que había desde 1983. La recuperación de la democracia no fue solamente que podamos volver a votar y elegir autoridades, fue recuperar la vida y la racionalidad de que podamos discutir en política, peronistas, alfonsinistas, peronistas renovadores, peronistas tradicionales. Lo que pasó el otro día fue algo más, fue una ruptura de eso que tenemos que volver a construir urgentemente«, dijo la Vicepresidenta con alarma, pero también con calma, reflexiva, ante los curas y las religiosas que minutos antes le habían dedicado palabras amorosas.
La necesidad del diálogo
Una vez más, CFK volvió a poner sobre la mesa la necesidad de que la oposición se siente a dialogar con el oficialismo. Algo que había dicho en sus últimos discursos y que también intentó hacer –recordó– al reunirse con el expresidente del Banco Nación, el macrista, Carlos Melconian. «Todos los que estamos acá queremos que la gente pueda volver a comer, a tener un trabajo, pero no lo vamos a lograr hablando únicamente entre los que pensamos de una manera. Hay que ponerse medianamente de acuerdo para volver a reconstruir», expresó. En esa línea, agregó que para ella no es necesario sancionar ninguna ley especial: «Las leyes vigentes alcanzan y sobran. Lo que hay que poner es mucha institucionalidad, mucho respeto democrático y cívico para reconstruir».
La oposición hoy y siempre igual
La vicepresidenta recordó que en 1929 también hubo un intento de magnicidio, pero en esa ocasión contra el expresidente radical Hipólito Yrigoyen. Contexto de la crisis del ´30. Y para graficar cómo aquella oposición reaccionó de un modo similar al presente, recurrió al diario de sesiones del Senado de ese año. Allí, el senador radical Délfor Del Valle dijo que el atentado «no ha sido sino la consecuencia de la actitud intemperante y desorbitada de la prensa, de partidos y aún, señor Presidente, del mismo honorable Senado». CFK siguió leyendo y agregó la respuesta de un opositor, el senador de Corrientes, Juan Ramón Vidal, que dijo que los radicales quisieron «mezclar este hecho del atentado contra el Presidente con la política actual, relacionarlo con la acción benéfica de la oposición y con la justa y saludable crítica de la prensa independiente».
CFK remarcó que en aquel momento (1929) ni siquiera existía el peronismo y que es necesario que en el país «nos examinemos a nosotros mismos y lo que somos». «Siempre hubo grupos, tal vez no mayoritarios, pero sí pequeños y de gran poder, que quieren eliminar al que piensa diferente«, dijo. También, al igual que lo hizo el Presidente Alberto Fernández la primera vez que habló tras el atentado durante un evento en la Rural, recordó que, seis meses después del intento de asesinato de Yrigoyen, se producía en la Argentina el primer golpe militar. «Tenemos la obligación de retomar un camino que le costó mucho a nuestro país», puntualizó.
Desde el gobierno aseguraron a este diario que siguen llamando al diálogo a diferentes líderes de la oposición y que esa «históricamente fue la línea de Alberto», pero recuerdan que hubo varias invitaciones, como por ejemplo a la misa que se hizo el sábado pasado en la basílica de Lujan, que la oposición rechazó. «El tango se baila de a dos», expresaron. En esa ocasión, el gobierno no solo convocó a líderes radicales, como al gobernador de Jujuy Gerardo Morales, sino también a referentes del PRO como Diego Santilli y al propio jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Por más que se mostraron receptivos, luego definieron de forma orgánica no asistir. Algo aún más grave ocurre con la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, que sigue sin repudiar el intento de magnicidio.
CFK, a diferencia de los opositores, sí quería ir a Lujan y se encargó de aclararlo en su discurso frente a los curas villeros. «Me hubiera gustado estar el otro día en la Basílica de Luján pero iba a haber mucha seguridad y no quería entorpecer con mi presencia un momento muy especial», remarcó. También contó que al día siguiente del atentado la llamó el Papa Francisco. «Estuvimos hablando por teléfono y me dijo que los actos de odio y de violencia siempre son precedidos por palabras de odio y violencia. Primero es la agresión verbal y después ese clima va creciendo«, reflexionó.
Por último, dijo que a ella le gusta el orden que generó su gobierno dándole estabilidad a los argentinos y agregó que «el orden del palo y la bala no me parece orden y dura poco tiempo». «Las experiencias de violencia y de querer imponer cosas con las violencias más extremas, finalmente fracasaron. Y no solamente fracasaron, sino que dejaron tragedias, secuelas y heridas que la sociedad todavía tiene», puntualizó. Para la vicepresidenta, «cuando se pone tanto adjetivo, insulto y agravio es porque no se quiere discutir en serio de economía». En esa ocasión aprovechó para mencionar al dirigente social, líder de la UTEP, Juan Grabois, que –como dijo– «lucha por el tema de la tierra y para que todos tengan un lugar para vivir».
La organización
«A diferencia del 2016 que nosotros le pedimos a Cristina reunirnos con ella para agradecerle lo que había hecho como Presidenta, esta vez fue ella la que se comunicó con nosotros para decirnos que se quería reunir y que hiciéramos extensiva la invitación a curas que estuvieran cerca de los pobres», contó a este diario el cura Paco Olveira. «Me hubiera gustado que alguno de los que dicen que CFK es una monstrua o una lacra, hubieran estado este jueves para que vean que es un ser humano como cualquiera de nosotros –dice el cura Paco–, que tiene sentimientos, que se conmueve y que es alguien que tiene un deseo muy grande de lograr una Patria justa para todos y todas».
En la ceremonia a la que muchos describieron como un encuentro de resiliencia, hablaron varios: Ignacio Blanco, de curas OPP; Lorenzo «Toto» de Vedia, por curas Villeros y Ana María Donato, por las religiosas.
Al finalizar, Ricardo Carrizo, un laico de OPP, pidió que recen todos juntos un Ave María. «¿Estamos acá y nos vamos a ir sin rezar?», se preguntó. La miró a CFK y le dijo:
–¿Cristina, no te parece que cerremos con una oración a la virgen?
— Sí claro –respondió CFK.
Carrizo convocó en ese momento al cura más viejo, Juan Ángel Dieuzeide, que además es un exdetenido político. Juan Ángel habló con la voz entrecortada: «Que Dios te bendiga Cristina –dijo–, que te siga dando la sabiduría y la fuerza que tenés».