Es un atleta amateur como muchos otros, pero con un espíritu de disciplina y entrenamiento que no encuentra diferencias con un profesional. El recorrido de un deportista que no para de crecer.
Marcelo entrena todos los días. En su mochila carga con dos intangibles: compromiso y humildad. Y aferrado a esos factores, más el apoyo incondicional de su familia, poco a poco se está haciendo un nombre dentro del deporte de la región.
En una entretenida entrevista, donde pasó por distintos temas, Alderete reconoció que “corro desde chico, creo que a los 5 años corrí mi primera carrera con mi bicicleta de rueda de colores. Lo hice hasta los 10, 12 años. Muchas veces las razones económicas jugaban en contra”.
Siguiendo con su hoja de vida, “casi con 19 años me mudé a Punta Alta y en esta zona es mucho más fácil poder correr. Y hace 6 años estoy entrenando fuerte y compitiendo. Le hago al duatlón, al atletismo, al mountain bike… a todo un poco”.
Este último fin de semana, en esa localidad hizo frente a un duatlón en el cual un desperfecto técnico no le impidió subirse al podio. “Eran 4 km corriendo, 30 de bici y 4 km más corriendo. Llegué hasta el 22.5 de la parte de ciclismo y me di cuenta que la cubierta de atrás se estaba desinflando. Como había sacado una buena distancia, se me dio por sacar la cámara, la cubierta… y como en el rodado 29 sale fácil cuando se desinfla, la saqué e hice los kilómetros que me faltaban en llanta por el asfalto”.
Ahora en frío y viendo lo hecho, aseguró que “hoy en día una llanta de una bici no sale nada barata. Tengo dos trabajos, mis viejos me ayudan, mi señora me ayuda… pero seguí en llanta y llegué tercero en la general y primero en mi categoría”.
Sobre el esquema de competencias, Marcelo confirmó que “me pongo objetivos principales, como fue ir a correr los 42km a Mar del Plata, donde busqué estar entre los 100 primeros. Los trabajos que yo tengo no me permiten estar en la elite, pero me organizo y trato de estar lo más alto posible. El domingo iré a Bahía Blanca a competir en Mountain Bike. Ahora me estoy preparando para los 60km de la vuelta del Lago Epecuén en noviembre. Voy en búsqueda de un buen tiempo y una buena posición”.
Mientras que al momento de graficar su semana, el atleta contó que “trabajo en una empresa de construcción que reparte materiales, desde las 7:30 a las 15:30. Gracias a mi señora tengo la ropa preparada cuando llego, así que me cambio y me voy a entrenar. Vuelvo a las 17:30, me cambio nuevamente y me voy al micro emprendimiento que tenemos con la familia, donde trabajamos con madera de pallet y estoy ahí hasta las 22”.
Aunque remarcó que “a eso le sumo el tiempo que le dedico a acomodar la bici. Los sábados también trabajo hasta las 13 en el reparto y si tengo carrera el domingo, intento no tener que trabajar por la tarde, pero me ha pasado de ir a correr mal dormido o casi sin dormir”.
En otro pasaje de la charla, Marcelo mencionó que “cada seis meses me hago chequeos médicos. Hay carreras importantes donde te obligan a presentar los controles. Tengo un entrenador personal, que me prepara y me hace la guía diaria. Y con el tema de la alimentación, mi señora Sandra se la pasa estudiando para saber qué cosas me hacen mejor”.
Aunque también admitió que “uno conoce su cuerpo, entonces se cuándo me pide que baje un cambio. Lo hago para divertirme, así que no voy a ir a estropearme, o a hacerme mal, sabiendo que en 15 días tengo otra y no la voy a poder correr”.
Por último, recordó que “mis viejos siempre me inculcaron que último no es el que llega al final de todos, sino que último es el que se quedó en la casa y no lo intentó”.