En el programa «Tiempo Educativo» de nuestra radio y en el día de la docencia, conversamos con Norma Blanca Fernandez, maestra que ha ejercido en Sierra de la Ventana y otras localidades de nuestro país. Norma nos comenta un poco de su experiencia como trabajadora de la educación, comparte su visión acerca de la enseñanza virtual y menciona algunas cualidades que, a su entender, hacen a un buen docente.
Norma es Maestra Normal Nacional y comenzó su tarea docente en la isla de Alto Verde, Santa Fé, en 1975. «Fue toda una experiencia muy importante que duró 7 años» mencionó Norma al recordar que tenía que cruzar el río en canoa para llegar a la isla y hacer su trabajo. «Los días de tormentas e inundaciones, nos llevaba la Prefectura Naval» resaltó. Luego se dedicó a trabajar en escuelas de alto riesgo en el Gran Buenos aires, «fui maestra primero de una parte de primaria, y después, con la Ley Federal, en una parte de secundaria». Después de eso, Norma presentó los papeles para retirarse de la tarea docente aunque debía seguir trabajando hasta que le llegue su jubilación, cosa que le llevó 4 años: «Esos 4 años trabajé en la escuela de Sierra de la Ventana» comentó.
Norma confiesa que nunca tuvo vocación de maestra, pero que «mi mamá me anotó en la escuela Normal porque la de Bellas Artes quedaba muy lejos». Aunque admite que después de recibida le llegó la vocación, «no sé qué vino si la vocación o la pasión» expresó. Además, Norma sostiene que al ingresar al mundo de la docencia entendió que «la educación tiene que ser algo que se hace en función de un futuro diferente a este presente que no me gusta». También destaca que quien decida ingresar a la docencia debe estar dispuesto a ejercer el acto educativo, y no sólo a cobrar un sueldo, porque «para solo cobrar un sueldo podemos trabajar de cualquier otra cosa» mencionó.
«Me han tocado experiencias muy marcadoras, por ejemplo, estar en el Conurbano en escuelas marginadas cuando volvió la democracia. El cambio era imprescindible para mejorar las vidas de los chicos que siempre tuvieron difícil todo. Trabajamos con diferentes corrientes pedagógicas, nos juntábamos, era muy movilizador.» respondió cuando le preguntamos si sentía que su labor docente había cambiado la realidad de alguien.
Norma afirma que su experiencia en la Escuela N°6 de Sierra de la Ventana fue «la contracara absoluta de lo que ocurría en el Conurbano, son realidades y miradas absolutamente diferentes, como dos Provincias distintas». Además sostiene que la toma de decisión de viajar a esta zona y trabajar esos 4 años mientras esperaba su jubilación fue muy inteligente, «me gustó muchísimo trabajar en la Escuela 6».
Desde el punto de vista educativo, Norma comparte su opinión acerca de la situación actual de pandemia y sobre cómo se está llevando a cabo la educación virtual actualmente: «A veces digo ‘menos mal que estoy jubilada’ para no tener que resolver esta situación. Pero algo que me preocupa más es que el hecho de que aprender es ‘2 y 2 son 4’, porque yo no creo que la educación sea eso. No creo que el paso de la infancia por la escuela sea esa. El tema es no poder ir a la escuela a socializar lo que te pasa, los pensamientos, las emociones, etc. No es el mismo niño el que está en su casa que el que está dentro de la escuela. Me preocupa que la vuelta a la escuela los convierta a ellos en seres sufrientes, ¿cuál va a ser el costo que va a pagar esta generación?».
Finalmente, le preguntamos a Norma por qué creía que este Día del Maestro es un día especial para acercarles palabras de afecto a los docentes, a lo que respondió: «Cuando el alumno y el maestro llegan a una relación, es una relación muy particular. Es una corriente de afecto y un aprender y enseñar de ida y vuelta. Si uno logra esa corriente afectiva, es una cosa milagrosa». Norma destaca que la empatía, la solvencia pedagógica, la creatividad y aspirar a ser buena persona antes que tener buenos saberes son puntos claves para convertirse en un buen docente.
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