Por orden del fiscal que lleva adelante la causa, José Ignacio Calonje, fueron detenidos este domingo cinco de los policías bonaerenses que estaban de guardia el 5 de junio pasado en una comisaría de Laprida, en la provincia de Buenos Aires, cuando Daiana “Sole” Abregú fue hallada muerta en una de las celdas.
“Hemos logrado la detención, tras el pedido que ingresamos el lunes. Y en el día del hoy, alrededor de las cuatro y media de la tarde, nos concedieron la detención. En principio hay cinco funcionarios policiales detenidos, que serán indagados el martes”, confirmó el abogado de la familia de la víctima, Sergio Roldán, según reprodujeron medios locales.
El pedido de detención de los efectivos Vanesa Soledad Nuñez, Juliana Zelaya, Adrian Osvaldo Nuñez, Pamela Di Bin y Leandro Fhur fue avalado por el Juzgado de Garantías 1 de Olavarría. “Me animo a decirte que van a llegar cuatro de ellos detenidos a juicio y con una expectativa de pena muy alta”, advirtió Roldán.
A su lado estaba María Laura Abregú, la mamá de la víctima. “No sé si esto me alegra tanto porque sé que van a ir presos y qué se yo. Pero no me devuelve a mi hija, de acá en más no la voy a tener, aunque agradezco a la gente que nos acompañó”, afirmó.
La versión policial decía que se “había ahorcado con una campera” en la comisaría local, a las pocas horas de ingresar. Pero la familia, que recién pudo reconocer su cuerpo 24 horas después, en la sala velatoria, nunca la creyó.
La segunda autopsia del cuerpo de la mujer confirmó que no se suicidó, tal como sostenía la versión policial. “Examinado el cuello, no se observó surco de ahorcadura” y “no se constataron lesiones en músculos del cuello” ni “se constataron alteraciones en laringe”. Por el contrario, la muerte fue provocada por un “síndrome general asfíctico”.
Frente a esos resultados, la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que interviene como Particular Damnificado Institucional en su carácter de Mecanismo Local de Prevención de la Tortura, apuntó: “La escena en que fue hallado su cuerpo fue armada por los funcionarios policiales para ocultar lo ocurrido, confirmando varios indicios obrantes en la causa”.
“Es necesario profundizar la hipótesis del homicidio y la responsabilidad de los funcionarios policiales que fraguaron la escena de la muerte”, se agregó en un comunicado.
La primera autopsia se había hecho el lunes 6 de junio. La familia Abregú había sido citada para reconocer el cuerpo y presenciar el estudio. Les prometieron que no comenzaría hasta que llegaran al lugar. Sin embargo, a mitad de camino les avisaron que debían volverse (se hizo en Azul) porque el procedimiento estaba por terminar.
Los resultados de esa autopsia sentenciaron que Daiana falleció “por un paro cardíaco por asfixia mecánica” y que no presentaba lesiones externas. A la familia la versión no les cerraba. Recién pudieron ver el cuerpo en la sala de velatorios. Allí notaron marcas: moretones en las muñecas, rasguños en el cuello, golpes en la frente. Sostienen, además, que “tenía la nariz torcida”.
La muerte de Daiana “Sole” Abregú
Daiana Soledad Abregú tenía 26 años, era madre de un varón de nueve y jugaba al fútbol en la Primera del Club Atlético Lilán, el equipo de su pueblo.
El domingo 5 de junio fue demorada por una contravención, cerca de las siete de la mañana. Fue llevada a la Estación de Policía Comunal de Laprida, una localidad bonaerense de 11 mil habitantes, ubicada a 500 kilómetros de Capital Federal. Horas más tarde, fue encontrada muerta en una de las celdas.
El parte de la Policía aseguraba que Daiana “se quitó la vida, concurriendo ambulancia con médico de guardia del hospital local, continuando con maniobras de RCP, sin lograr su reanimación”.
Según los agentes, “la encontraron fallecida” a eso de las 15.30 del domingo. La causa fue caratulada como “averiguación de causales de muerte”.
Había llegado a la comisaría por “una adulteración del orden público” y por provocar daños en un vehículo estacionado. Al parecer había pasado la noche en el boliche “El Castillo”, de Laprida. Y a la salida habría discutido con otra mujer, con la que se cree que también se habría tomado a golpes de puño.
Los familiares de la joven realizaron distintas marchas y manifestaciones exigiendo el esclarecimiento del caso. Los acompañaron otros vecinos que les aseguraron haber sido golpeados y torturados en la misma comisaría en la que Daiana murió.
Días antes a su muerte había vendido sus muebles y sus cosas. Su plan era mudarse a La Plata, junto a su hijo. Tenían pasajes para el lunes 6, el día en el que finalmente le terminarían realizando su primera autopsia. En La Plata la esperaban su abuela y una de sus hermanas. Daiana se iba a probar suerte. En Laprida no encontraba trabajo.
Fuente: Clarín