La Navidad es tiempo de abrazos, recuerdos y familias reunidas, pero para Augusto Matías Tempesta, estas fechas traen consigo una ausencia difícil de ignorar: no conoce sus verdaderos orígenes.
Su búsqueda, además, tiene un componente urgente: el síndrome de Marfan, una enfermedad genética que afecta tanto a él como a sus hijos, y que podría guardar las claves para comprender su historia familiar y proteger su salud. En un momento del año donde la identidad y el hogar cobran un significado especial, Augusto comparte su historia y hace un llamado a la comunidad para ayudarlo a encontrar las respuestas que tanto necesita.
Augusto Matías Tempesta nació en abril de 1983 en circunstancias que aún permanecen envueltas en el misterio. Olga Masci de López, quien sería más tarde su abuela adoptiva, era obstetra en el Hospital San Martín de La Plata, también conocido como el Policlínico San Martín y atendía en un consultorio privado (en calle 70 #360 entre 2 y 3) donde se realizaban partos y abortos clandestinos junto a otra obstetra, Blanca Lima.
Sus padres adoptivos, hija y yerno de Masci, lo criaron como un hijo propio dentro de un matrimonio ya formado con tres hijos mayores. Aunque materialmente nunca le faltó nada, Augusto siempre sintió un vacío sobre su identidad.
El momento que marcó un antes y un después en su vida llegó a los 22 años, cuando, tras el nacimiento de su primer hijo, fue al Registro Nacional de las Personas a buscar su partida de nacimiento. Allí descubrió con asombro que estaba registrado como NN. Desde ese día, comenzó una lucha incansable por conocer la verdad sobre sus orígenes, un camino lleno de obstáculos, mentiras y silencios.
El expediente de guarda de Augusto fue armado con datos falsos y avalado por el juez de menores Alberto Carlos Mazaroni, sometido en 1993 a un jury de enjuiciamiento por al menos diez casos de adopciones irregulares.
En su búsqueda, se enfrentó no sólo a la indiferencia, sino también al rechazo y la incomodidad de su familia adoptiva. La presión de estos años lo llevó a momentos emocionales muy difíciles, que fueron ignorados por su entorno. La situación se tornó aún más crítica cuando descubrió que su hijo mayor padecía el síndrome de Marfan, una enfermedad genética que más tarde fue diagnosticada también en él y en su segunda hija. Este diagnóstico aumentó la urgencia de conocer sus antecedentes familiares.
A pesar de los años transcurridos, Augusto sigue aferrado a la esperanza de desentrañar su historia. Describe su vida como marcada por un “agujero negro” que desea superar. Sin embargo, asegura que su búsqueda lo ha puesto en peligro a él y a su familia: “Las redes de tráfico de niños están protegidas por personas con mucho poder”, advierte.
En su camino, acudió a Abuelas de Plaza de Mayo para realizar el análisis de ADN, que resultó negativo. Ahora, con este video, Augusto hace un llamado a la comunidad. Busca información que lo ayude a reconstruir las piezas faltantes de su pasado y descubrir las personas y circunstancias que rodearon su llegada al mundo.
Si tenés información, comunicate con busquedadeorigen@mseg.gba.gov.
También podés visitar el sitio oficial sobre búsqueda de origen, de la Dirección de Personas Desaparecidas en https://busquedadeorigen.mseg.