Uno de los organizadores de la Fiesta de las Golondrinas dejó su balance tras lo que se considera un éxito total. “Cuando tenés más gente tirando del carro el peso es muchísimo menos” afirmó.
Aún recuperando su voz, tras un domingo de máximo esfuerzo, Pablo Balario sigue con la sonrisa pintada en la cara. Uno de los organizadores de la Fiesta de las Golondrinas hizo un balance de lo sucedido, con resultados más que positivos.
Iniciando la charla aseguró que “realmente un orgullo y una felicidad porque todo, más allá de cosas internas que ni siquiera son tragos amargos; todo salió increíblemente bien. La cantidad de gente sobrepasó nuestras expectativas ampliamente. Y después también por la predisposición con respecto a los artistas, los foodtruck… el respeto que hubo… esto fue la fiesta soñada”.
En otro tramo de la charla, y hablando de los meses previos, Balario reconoció que “nosotros cuando lo hablamos en la comisión de fomento y nos replanteamos esto de abrir o no la fiesta para que otras instituciones tomen la posta, porque esto es muy cansador, con el diario del lunes la decisión de abrirlo fue lo correcto”.
Sobre todo lo que hay detrás de esta organización, Pablo admitió que “la fiesta implica un montón de trabajo, de lo que se ve y de lo que no. Cuando tenes más gente tirando del carro el peso es muchísimo menos. Este año fue fomento, más la biblioteca, más bomberos, más un tremendo trabajo de la cámara de comercio, más el empuje vecinal”.
Y en esa línea aseveró que “acá no hay ganancias. Nunca hubo ganancias en la Fiesta de la Golondrina. Si uno debería pagarle a todos los que trabajan sería deficitaria. Acá es ad honorem y todo a pulmón”.
Por último, y sobre la sociedad cosmopolita que conforma Villa, Balario reflexionó que “cuando uno nace en un lugar, nace porque le tocó. Pero mucho más importante es el lugar donde uno decide vivir. Porque uno lo elige y lo hace propio. Es como si hubiésemos salido de esta tierra”.
Fota de Tornquist Municipio y NT.