Emplazado en 150 hectáreas, muy cerca de Tornquist, el emprendimiento vitivinícola y hotelero promete potenciar toda la región. “La semana próxima ya traeremos cerca de 30 mil plantas” afirmó.
Su entusiasmo contagia y no es para menos. Pablo Rueda es la cara y la voz de Finca Ocho Cerros, el mega proyecto vitivinícola y hotelero que marcará un antes y un después en toda la comarca.
Al respecto, Rueda comentó que todo inició con el agua. “La UNS hizo un estudio donde determinó dos puntos para hacer la extracción. Nos costó conseguir una empresa de tracción. Finalmente fue una empresa de Tandil la que nos está haciendo el trabajo”.
De allí que “esta semana ponen el canal de riego por goteo, entonces ya la semana que viene podemos enviar a pedir al vivero de Mendoza las vides. Trabajaremos con siete variedades en principio. Unas 30 mil plantas”.
Detallando qué plantarán, el empresario enumeró que “serán Malbec, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Syrah, Tannat, Merlot y Garnacha. Son todas conocidas, salvo garnacha que es una uva que está andando bien en el norte. Muy usada en el norte. Es una uva muy consumida por los jóvenes que toman cerveza, porque es muy livianita”.
A todo esto se suma que “el agrónomo es Juan Prates, es el que desarrolló todas las bodegas para Catena Zapata, y el enólogo si Dios quiere va a ser Marcos Etchart, que tiene una bodega muy buena en Cafayate”.
Sumando más datos, contó que “son cinco mil plantas por hectárea… usaremos seis hectáreas. Es una etapa de aprendizaje ya que el primer vino lo sacaremos en tres años y ahí evaluaremos cuáles uvas anduvieron y cuáles no”.
De igual manera “las que no anduvieron lo que se hace es que se corta la última parte, y se le hace un injerto con las que anduvieron bien. Así ya tenés una planta de años. La idea no es hacer algo de volumen, sino apuntar a la calidad. Posicionarnos bien”.
La otra pata fuerte de la Finca llegará con “un hotel con spa, con sauna seco y húmedo, piletas con estaciones, pileta exterior, un estanque con peces para hacer pesca con devolución. Estamos viendo si logramos lo de la pesca”.
Sumando servicios, confirmó que “tendremos 18/20 habitaciones de hotelería, un estar muy grande, y 24 cabañas, de uno y de dos dormitorios. Estamos analizando también la posibilidad de hacer un mini golf, cabalgatas, también circuito en quatris. Habrá un recorrido de 16 km para andar en bicis. Analizamos sumar una tirolesa. Además de muchos animales: ya tenemos llamas, burros… sumaremos ciervos, cabras, ovejas… cosa del que viene y no está en contacto con la naturaleza, pueda tener una conexión”.
Realizando una comunión entre ambos aspectos, “la idea es que los vinos se puedan vender en el predio, y en toda la comarca. Hacer una potencialidad de la estrategia de venta y que los productos regionales tengan llegada total”.
Volviendo al punto geográfico, Rueda mencionó que “el campo en total tiene 250 hectáreas. Yo tengo el casco, que por ahora no entraría en el complejo, salvo que hagamos una pista de aterrizaje de aviones que lo estamos analizando. Las otras 150 hectáreas estarán a disposición de los visitantes”.
Por último consideró que “en promedio unos 25 a 30 personas trabajarán acá, pero indirectamente serán muchos más. Es probable que metamos olivares y plantas aromáticas, por lo que eso generará trabajo extra. En esta primera etapa no habrá restaurant, sino solo desayuno. Entonces esa gente irá a comer a distintos lugares, y ahí la interacción con los distintos lugares de la comarca”.