Lilia nació en Dorrego pero es parte de Sierra. Con un espíritu inquebrantable, no se agota nunca y sigue formando parte de varias acciones colectivas.
Para la comarca entera es “Pocha”, pero en su documento, en el cual los años que acusa son solo un adorno, dice llamarse Lilia Erminda González.
En el espacio de Eterna Primavera, la histórica referente de bomberos, y de tantas otras instituciones, repasó sus años de servicio en varias comisiones sumamente representativas de Sierra de la Ventana.
Arrancando la charla explicó que “soy nativa de Dorrego, me casé con un serrano y me vine a vivir acá. Por un tiempo también viví en Saldungaray. Ahí nació mi hija Leticia, pero terminé de criarlos en Sierra”.
En esa línea sostuvo que “mis hijos ya son jubilados, ya tengo cumplida mi misión. Siempre colaboré con Bomberos Voluntarios, desde 1975. He dejado en algunos momentos pero siempre volví a colaborar, estando y no estando en la comisión”.
Abriendo el juego a su familia, subrayó con orgullo que “mi esposo fue oficial de bomberos e inauguró la escuelita de cadetes. Los solía llevar a la estancia Santo Tomé de las Sierras. Ahí hacían las experiencias de campo. Muchos chicos ya jubilados, o retirados, fueron los cadetes de Oscar Vázquez. Estoy muy orgullosa que su nombre esté en la escuela de cadetes”.
En otro pasaje de la charla, y consultada por su insuperable chocolate caliente, “Pocha” no quiso dar todos los detalles de su exquisitez, y con mucha cintura solo dejó saber que “depende de la gente que esté se hacen las hoyas. Lo que nos queda, lo llevamos a la escuela para que tomen los chicos. Rara vez sobra mucho, pero lo poquito que queda siempre se lleva al colegio. En el centro de jubilados también hice chocolate. También trabajo en cáritas”.
Por último reconoció que “me jubilé a los 70, y ahí sí pude dedicar más tiempo al centro de jubilados y otros lugares donde colaboré. Formé parte de la salita médica, ahora estamos muy orgullosos del hospital que tenemos, y ahora hago los dulces para Santa Clara”.