Occidente parece estar atravesando una crisis profunda que algunos intelectuales, como Umberto Eco, han comparado con una nueva Edad Media.
Europa enfrenta un invierno que se agrava por la pérdida de su principal fuente de alimentos, Ucrania. Estados Unidos, por su parte, se encuentra en uno de sus momentos más oscuros, mientras que América Hispana sigue desorientada y sin rumbo claro. Sin embargo, África Central, Asia Central y Asia Meridional están viviendo lo que podría considerarse un renacimiento, impulsado por ideas organizacionales como el panafricanismo y el panasiatismo, conceptos que destacan la solidaridad y el desarrollo regional. En medio de este contexto global de transformación, todas las regiones comparten una necesidad crucial: alimentos, mal llamados «commodities».
El potencial de la Provincia de Buenos Ayres
La provincia se encuentra en una posición estratégica privilegiada, pues es una de las mayores productoras de alimentos del mundo. En un escenario global donde la demanda de alimentos está en aumento, y tenemos la oportunidad de ser el granero de muchas naciones. Sin embargo, la forma en que se gestione esta capacidad de producción será determinante. Los bonaerenses se enfrentan a dos caminos: continuar con el modelo que ha prevalecido desde la época de Mitre, donde los intereses europeos decidían cómo y qué producir, o tomar el control de su destino mediante un proyecto político estratégico que posicione a la provincia como líder mundial en producción y exportación alimentaria.
El papel fundamental de nuestros Legisladores
En este contexto, el rol de los legisladores bonaerenses será crucial. Existen varias leyes que, lejos de favorecer el desarrollo de la provincia, son retardatarias: vestigios de épocas pasadas que deben ser reformadas para permitirnos alcanzar el S.XXI. Un ejemplo claro es la Ley Electoral 5109, aprobada durante la Década Infame, cuando la provincia tenía solo 4.600.000 hab. Esta ley divide a Buenos Ayres en ocho Secciones Electorales, pero hoy esas divisiones están desactualizadas: algunas zonas están sobrerrepresentadas, mientras que otras no tienen la representación adecuada, violando así el principio de igualdad que establece la Constitución Provincial.
Modificar esta ley no es solo una cuestión de justicia electoral, sino de reequilibrar el poder. Aunque, si se corrigiera la situación, el Conurbano bonaerense se quedaría con la mayoría de los legisladores, lo cual generaría un desequilibrio en detrimento de otras regiones de la provincia. Por lo tanto, se requiere un nuevo esquema de representación que refleje la realidad demográfica actual.
Otro desafío legislativo importante es la reforma de la ley de municipios, Decreto militar 6769, impuesta en 1958 durante una dictadura, cuando la provincia tenía apenas 6.600.000 hab. Esta ley es ahora obsoleta y no se ajusta a la realidad de los municipios actuales, que han cambiado drásticamente en tamaño y necesidades.
Reforma tributaria y constitucional
Además de las reformas legislativas, los legisladores deben llevar a cabo una reforma tributaria integral. Esta tarea podría ser diseñada en conjunto con los Decanos de las Facultades de Economía de las Universidades bonaerense, quienes aportarán un análisis técnico y profesional que permita una recaudación más justa y eficiente. Una reestructuración del sistema impositivo es esencial para distribuir los recursos de manera más equitativa y fomentar el desarrollo de las zonas menos pobladas.
Finalmente, es crucial que se reforme la Constitución Provincial para cumplir con el art. 123 de la CN, que otorga a los municipios la autonomía plena. Esto permitiría a las comunidades locales gestionar sus propios recursos y establecer planes de desarrollo de acuerdo con sus necesidades específicas. Además, se deben promover marcos legales que impulsen el cooperativismo y los consorcios productivos, así como la creación de Nuevos Municipios a partir de las actuales Delegaciones Municipales.
Repoblar la provincia, un desafío urgente
Uno de los problemas más graves que enfrenta Buenos Ayres es la concentración poblacional en el AMBA, que representa apenas el 4,6% del territorio provincial, pero alberga al 67% de la población. Esto ha provocado el abandono y la desaparición de más de 250 pueblos, y se proyecta que otros 350 lo harán en la próxima década si no se toman medidas urgentes.
Repoblar la provincia no es solo una necesidad para equilibrar la demografía, sino también una estrategia para revitalizar la economía y mejorar la calidad de vida de los bonaerenses. Sin una intervención política y legislativa decidida, el futuro de Buenos Ayres podría seguir marcado por el desequilibrio y la falta de oportunidades en vastas zonas rurales.
Conclusión
La provincia de los bonaerenses se encuentra en una encrucijada histórica. Con un potencial enorme para convertirse en el motor alimentario de una parte del mundo, los bonaerenses tenemos la responsabilidad de decidir cómo queremos aprovechar ese poder. Las reformas legislativas, tributarias y constitucionales no sólo son urgentes, sino esenciales para crear un futuro más justo y equilibrado, donde el interior provincial recupere su protagonismo y la provincia pueda enfrentar los desafíos globales de manera estratégica. La decisión entre el cielo y el infierno está en manos de sus legisladores.
Luis Gotte
Mar del Plata
Co-autor de “Buenos Ayres Humana I: La hora de tu comunidad” (Ed. Fabro, 2022); “Buenos Ayres Humana II: La hora de tus Intendentes” (Ed. Fabro, 2024); y en preparación “Buenos Ayres Humana III: La hora del regionalismo productivo y la IA”.