Hace poco más de un año, en una reunión organizada por la Subsecretaria de Política Ambiental, del Ministerio de Ambiente de la Provincia, Tamara Basteiro, la funcionaria nos invitaba a “empujar el barco” de esa gestión. Entonces, cuando me toca el turno para hablar, le digo, que me encantaría empujar el barco, si al menos tuviéramos uno. Porque en la Reserva Natural de Bahía Blanca, donde me desempeño, con 260.000 has. de islas, canales y riachos, no contamos con ninguna embarcación propia para hacer nuestra tarea. Tenemos un “barco” invisible.
Nunca creí el efecto que iban a tener esas palabras en la funcionaria. Al punto que lo repitió en otra reunión, haciendo alusión al barco invisible y parece que el tema le quedó dando vueltas como un desafío a cumplir.
Hace unos días, llegó el tan ansiado “barco”, con un mensaje: “nosotros cumplimos”.
Sin embargo el Consorcio del Puerto, de la mano de Federico Susbielles, posible candidato a intendente por la ciudad de Bahía Blanca, fue quien aportó la embarcación, el combustible para su uso y cursó las invitaciones para el acto de entrega. Entonces podríamos decir que la provincia no cumplió. Quien lo hizo fue el Consorcio del Puerto, que venía prometiendo ese recurso desde hace años.
Recordemos algo. El Puerto no está conformado por los estibadores de antaño. Esos cientos de personas que venían de lugares lejanos con la esperanza del trabajo. Tampoco por pescadores “artesanales” y sus pequeñas lanchas. Toda gente que colmaba los bares y negocios de Ingeniero White. Eso ya no existe. El actual puerto y el Polo Petroquímico cambió todo. White es un pueblo que está muriendo.
El Consorcio del Puerto desde su creación, está conformado, entre sus integrantes, por representantes de las empresas contaminantes, según una reciente sentencia: Dow, Profertil, Mega, Cargill, entre otras. Ellas son parte de quienes “prestan”, ni siquiera donan, una embarcación, a la Reserva Natural Provincial, para las actividades de educación, investigación y fiscalización.
¿Qué implicancia tiene esto? De las peores. Porque lo que le pedí a la funcionaria en aquella reunión, no era que un Puerto In sustentable, integrado por empresarios extractivistas, con una sentencia por daño ambiental al estuario (donde se encuentra la Reserva Natural), proveyera el recurso con el cual el área protegida tiene que fiscalizar, entre otras actividades, también las suyas, para que no impacten en la unidad de conservación. Para clarificar, los mismos a los que el Ministerio de Ambiente tiene que controlar, son los que participan en la provisión de la herramienta de control, a una de sus dependencias: la Dirección de Areas Protegidas.
Lo que en realidad pedíamos era una embarcación propia, estatal, que nos permitiera cumplir con la función que tienen las Áreas Naturales Protegidas, de protección y conservación del ambiente y su biodiversidad. Una embarcación conservacionista, con la que se pudiera salir a fiscalizar las actividades ilegales que se llevan a cabo, todos los días, dentro de la Reserva Natural.
El “barco” tiene agregado el logo del Consorcio del Puerto. No le pertenece a la Reserva Provincial. Es una embarcación prestada. Incluso proveerán de combustible para su uso. Es decir que las reglas de fiscalización sobre la Reserva Natural las pondrá el Puerto. Es lógico, es su “barco”, su combustible, su estuario. Entonces ¿Guardaparques, biólogos, educadores provinciales, pasaremos también a ser sus empleados?
Porque si no, ¿cómo va a hacer el Servicio de Guardaparques para actuar sobre la pesca ilegal, dentro del área, cuando está subvencionada por el mismo Consorcio? O por ejemplo ¿Qué se va a hacer, si el Puerto incumple la normativa con el refulado que, hace unos años, mató cientos de gaviotas cangrejeras? Con esta alianza ¿qué nos garantiza que no se vuelva a repetir? Y ni hablar del resto de las fiscalizaciones que la provincia debe llevar adelante sobre las empresas que tienen representantes en ese Consorcio. ¿Se seguirá haciendo la vista gorda? Todo por una pequeña embarcación, probablemente reparada para este fin, por chirolas.
¿Qué tipo de Educación Ambiental vamos a dictar, si lo primero que tenemos que explicar es que nuestra Reserva Natural tiene su matriz en ese lecho barroso que es permanentemente impactado por el dragado y contaminado por las petroquímicas? ¿Nos pedirán que saquemos de nuestro vocabulario lo que se ve a simple vista? ¿Que hablemos de la importancia de un desarrollo que, en realidad, nos está dejando cada vez más pobres y contaminados?
El “barco” que nos trajeron lleva la marca del desarrollo insostenible, tiene la sangre de los delfines franciscanas ahogados en las redes ilegales, de las tortugas marinas agonizando por la contaminación, el agotamiento de la fauna marina perseguida por las lanchas y veleros de los clubes náuticos, que se creen los dueños del estuario y las balas de los cazadores furtivos en las islas, que matan a los guanacos en uno de sus últimos relictos.
No cumplieron. Igual que otros, no lo vamos a negar. Pero lo cierto es que aún nos deben el “barco” de la conservación, que es cada vez más invisible, al igual que la Reserva Natural Bahía Blanca, Bahía Falsa, Bahía Verde, que poco a poco se va diluyendo, frente a las necesidades de un Puerto In Sustentable y una Petroquímica contaminante. Y sobre todo por una gestión ambiental provincial que históricamente, (también hay que decirlo, esto no es de ahora) ha sido capaz de entregar lo público a manos de quien sea, con tal de desvincularse de su responsabilidad, que en este caso es la de garantizar la custodia de nuestras Áreas Naturales Protegidas.