Este martes, 9 de julio, conmemoramos un nuevo aniversario de la Declaración de la Independencia de nuestra patria. En este día tan significativo, reflexionamos sobre nuestra Argentina, el amor que sentimos por ella y su rica historia de liberación. Sin embargo, también debemos abordar los desafíos actuales que enfrentamos, especialmente la forma en que ciertas administraciones nos han sumido en un nuevo colonialismo.
Desde esta columna recordamos a una figura clave en nuestra historia que ha sido lamentablemente olvidada: Arturo Sampay. Su legado ha sido invisibilizado y hoy, más que nunca, es urgente redescubrirlo para enfrentar los desafíos del presente de nuestra nación.
En las últimas décadas, la trayectoria política y social de Argentina ha estado marcada por diversas influencias ideológicas y culturales. El progresismo local ha desempeñado un papel central, promoviendo teorías de los laboratorios socialdemócratas y participando en iniciativas internacionalistas como la Internacional Progresista, el Grupo de Puebla, la Agenda 2030. Estas iniciativas se basan en teorías construidas en contextos diferentes al nuestro, de naturaleza colonialista y subordinante.
La influencia de la Escuela de Frankfurt, el pensamiento gramsciano, los trabajos controvertidos de Michel Foucault y el pensamiento populista de Chantal Mouffe, Ernesto Laclau y Álvaro García Linera, entre otros, han dominado el escenario intelectual del progresismo local, pasando por alto la rica tradición del pensamiento nacional, especialmente la contribución de figuras como el mencionado Sampay.
Arturo Sampay, uno de los pensadores más brillantes de Argentina, fue el principal artífice de la Constitución Justicialista de 1949. Su visión se centraba en la creación de una comunidad organizada, donde el Estado y la comunidad trabajaran juntos para promover la justicia social, la soberanía nacional y la independencia económica. Criticó duramente la influencia excesiva del liberalismo económico y abogaba por una economía subordinada a la ética y la política, que promoviera el bienestar colectivo y la perfección humana.
Este constitucionalista, nacido en Concordia, Entre Ríos, impulsaba conceptos innovadores que buscaban transformar la estructura económica y social del país. Reconocía la importancia de los derechos sociales y económicos, y promovía un federalismo activo que permitiera una mayor autonomía de las provincias y municipios autónomos. Este enfoque contrasta con las teorías importadas que han dominado el escenario político reciente, donde las ideas progresistas se enfocan en cambios culturales y derechos individualistas, dentro de un esquema político centralista.
Sampay intentó introducir conceptos innovadores que buscaban transformar la estructura política, económica y social del país. Reconocía la importancia de los derechos sociales y económicos, y promovía un federalismo activo que permitiera una mayor autonomía de las provincias y municipios, enfoque que contrasta con las teorías importadas. Mientras las ideas progresistas se enfocan en cambios culturales y derechos individualistas, la visión de Sampay integraba estos aspectos en un marco más amplio de justicia social y desarrollo económico colectivo.
En el contexto actual, es fundamental reevaluar su legado. La idea de comunidad organizada, tal como la concibió, ofrece una alternativa viable y profundamente arraigada en la tradición hispanista, humanista y cristiana. Incluso, debemos retomar las contribuciones significativas de hombres nuestros como Manuel Ugarte, Juan Atilio Bramuglia, José María Rosa, Fermín Chávez, Carlos Astrada, Enrique Mosconi, Manuel Savio, Leopoldo Marechal, Vicente Sierra, Ernesto Palacio, Amelia Podetti, Alcira Argumedo y otros tantos grandes pensadores nacionales.
Recuperar y valorar este pensamiento nacional no solo enriquecería el debate político actual, sino que también podría proporcionar soluciones más adecuadas y sostenibles para los desafíos que enfrenta Argentina ante la tremenda escalada colonialista que se viene dando.
Olvidar estas figuras clave en el discurso político nos llevó hacia la adopción de teorías absurdas que no se adaptan al contexto local, posibilitando que el régimen liberal más salvaje se instale nuevamente, sin que pudiéramos contrarrestar cada una de las zonceras que profetiza. Por lo tanto, es urgente que redescubramos y reintegremos en los lugares de debate a figuras de la talla de Sampay, que, indudablemente, van a enriquecer nuestra comprensión de la realidad y proporcionar un camino hacia un futuro más justo y soberano.
En este aniversario de nuestra independencia, recordemos no solo nuestra historia de liberación, sino también la riqueza de nuestro pensamiento nacional. Honremos a aquellos que dedicaron su vida a la justicia social y la soberanía de nuestra nación. Redescubramos y reivindiquemos su legado para constituir una Argentina más justa, libre y soberana.
Luis Gotte
La trinchera bonaerense
Mar del Plata
luisgotte@gmail.com
Co-autor de “Buenos Ayres Humana I, la hora de tu comunidad” Ed. Fabro, 2022; y “Buenos Ayres Humana II, la hora de tus Intendentes” Ed. Fabro, 2024.