En la extensa y dinámica provincia de Buenos Ayres, nos enfrentamos a una realidad que demanda una atención urgente y voluntad política: la problemática de un conurbano saturado y la necesidad de revitalizar la región surera bonaerense.
En la actualidad, el cemento, ha invadido gran parte del conurbano, donde se concentran poblaciones en barrios bajos vulnerables a las inundaciones. Esta situación se ve agravada por la falta de mantenimiento de las infraestructuras de drenaje, con bocas de tormentas y alcantarillas obstruidas por la mugre y los desechos. Además, el cambio climático está exacerbando esta problemática, produciendo fuertes temporales que ponen en riesgo la seguridad y el bienestar de los bonaerenses del Conurbano a futuro.
Es hora de reconfigurar nuestras urbes del Gran Buenos Ayres y reconectar con el resto de la provincia. Es hora de refundar la provincia de Buenos Ayres.
La desconurbanización se presenta como una solución crucial para aliviar la presión sobre esta urbanópolis, y redistribuir de manera más equitativa la población y los recursos. Este proceso de ingeniería demográfica no solo implica el traslado de personas, familias y actividades hacia la región surera, sino también la revitalización de las comunidades locales y la promoción de un desarrollo más sostenible y vigoroso.
La importancia de este proceso demográfico va más allá en la mejora de la calidad de vida de los habitantes del conurbano bonaerense. La desconurbanización es fundamental para reducir la pobreza, el delito, el avance del narcotráfico, problemas que están estrechamente ligados al amontonamiento urbano y la marginalización social. Al descentralizar la población y las actividades productivas, se abren nuevas oportunidades de empleo y emprendimiento en el centro y sur bonaerense, fortaleciendo así el tejido social y económico de toda la provincia.
Además, la desconurbanización es una estrategia clave en la prevención de desastres naturales como las inundaciones. Al liberar áreas de concreto, de puro cemento, en el conurbano y promover un uso más racional del suelo, se pueden implementar medidas de gestión contra el agua, producto de fuertes lluvias, más efectivas, como la creación de espacios verdes y la restauración de cuencas hidrográficas. Esto ayudará a reducir el riesgo de inundaciones y a proteger a las comunidades vulnerables de sus devastadoras consecuencias.
Por otro lado, la desconurbanización también tiene el potencial de mitigar los efectos del cambio climático. Al promover un desarrollo más equilibrado y sustentable, se pueden reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptar las urbes y los sistemas de infraestructura a un clima cada vez más extremo. Esto es especialmente relevante en un contexto global donde el cambio climático es una realidad innegable y urgente.
No es solo una cuestión de infraestructura y planificación urbana, sino también de política de estado. Es necesario un enfoque de conjunto que involucre a todos los actores relevantes, desde el gobierno provincial y municipal hasta la comunidad civil y el sector privado. Se requiere de una decisión política, de una coordinación efectiva y un compromiso a mediano plazo para llevar a cabo esta transformación con éxito y asegurar que sus beneficios sean equitativamente distribuidos entre todos los bonaerenses.
En resumen, esta ingeniería demográfica de la provincia de Buenos Ayres es una tarea compleja pero imperativa que requiere de un enfoque integral y colaborativo. Al repensar a nuestros pueblos y reconectar con el vasto territorio surero, podemos constituir un futuro más próspero, justo y sostenible para todos. Es hora de actuar con determinación y visión de futuro para hacer de nuestra provincia un lugar mejor para vivir y crecer.
Luis Gotte
La pequeña trinchera
Co-autor de «Buenos Ayres Humana, la hora de tu comunidad» Ed Fabro, 2022; «Buenos Ayres Humana II, la hora de tus Intendentes» Ed Fabro, 2024; “Buenos Ayres Humana III, la hora del regionalismo político y productivo” en preparativo.
Mar del Plata
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