Al cumplirse el 5 de junio 124 años del nacimiento del creativo Ingeniero – Arquitecto siciliano Francisco Salamone, esta mañana conversamos con el Ingeniero Alfredo Fushimi, seguidor y admirador de la obra de Salamone.
«Yo soy un ingeniero civil de obra. Hace 40 años que estoy en obra, a mi me gusta la obra. Admiro la obra de Salamone desde la obra. Creo que es muy distinto el contexto en el que se realizaron, el hormigón se estaba conociendo, casi no había», explicó el ingeniero su admiración a Salamone.
«Las obras del ingeniero se están viniendo abajo en un gran porcentaje» declaró, e hizo referencia a que lo importante ahora es poder mantener esas obras para que no se sigan estropeando, en lugar de buscar análisis rebuscados y teorías conspirativas sobre la creación de las obras.
El ingeniero resaltó que la gran pregunta que se debe hacer es cuánto sale y cómo hacer para restaurar las obras, para que no sigan deteriorándose, perdiendo un patrimonio civil muy importante.
«La arquitectura para mí es un oficio que tiene un objetivo social. Al margen de la utilidad social que tienen los municipios, los cementerios, que siguen siendo usados por la gente, hay que imaginarse el impacto social que provocó haber contratado una mano de obra local para enseñarles a los trabajadores cómo manipular el hormigón, por ejemplo, con el fin de hacer esas obras de una manera muy buena. Ese impacto social es invaluable», reflexionó.
«El tema patrimonial lo desconozco y mucho no me interesa. A mí me gustaría que no exista más deterioro de las obras», volvió a resaltar.
«Lo último que quiero decir con respecto a las obras de Salamone es lo siguiente: Las obras son como el fútbol, y lo mejor del fútbol es jugarlo. Después, es verlo y lo peor de todo es comentarlo. Juzgar las obras de Salamone es lo peor de todo».
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