El Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) brindó hoy una serie de pautas para la prevención de la salmonelosis y el cuidado de la salud de las personas mediante el consumo seguro y responsable de productos cárnicos, huevos, frutas y verduras.
La salmonelosis es una enfermedad transmitida por alimentos causada por bacterias del género Salmonella, que suele vivir en los intestinos de animales y humanos, y se liberan mediante las heces.
Esta infección se contrae a través de alimentos contaminados, algunos de los cuales son más sensibles a ser expuestos a la bacteria que produce la salmonelosis.
Los síntomas más frecuentes son náuseas, vómitos, dolores abdominales, diarrea, fiebre y dolor de cabeza, normalmente comienzan entre 6 y 72 horas después de la exposición y duran de 4 a 7 días.
El Senasa recomendó prestar atención a una serie de grupos de alimentos para prevenir esta enfermedad.
En primer lugar la carne cruda vacuna, de ave y de pescado, en donde las heces se pueden introducir en la carne vacuna y de ave cruda durante el proceso de faena.
Por su parte, los mariscos y pescados pueden estar contaminados si se obtienen de agua contaminada.
Los huevos crudos, si bien la cáscara del huevo puede parecer una «barrera perfecta» contra la contaminación, algunas gallinas infectadas producen huevos que contienen salmonella antes de que la cáscara se forme.
Respecto a las frutas y vegetales, indicaron que algunos productos agrícolas frescos pueden haber sido hidratados en el campo o lavados durante el procesamiento con agua contaminada con salmonella.
Además, la contaminación también puede ocurrir en la cocina cuando los jugos de la carne cruda de res o de ave entran en contacto con alimentos sin cocinar, como las ensaladas.
En ese sentido, el Senasa brindó una serie de recomendaciones para prevenir la salmonelosis, comenzando con lavar con abundante agua segura las frutas y verduras, especialmente si se van a consumir crudas.
Lavarse las manos con agua y jabón antes y después de manipular huevo crudo o carnes crudas, después de ir al baño y de tocar animales.
Mantener limpias las superficies, recipientes y utensilios que se utilicen para elaborar productos con huevo y otros alimentos crudos.
Además, señalaron consumir leche y derivados pasteurizados, y no lavar pollo o carne cruda antes de cocinarlos ya que esto puede propagar gérmenes en la cocina y solo la cocción destruye las bacterias.
Cocinar completamente (por encima de 71°), las carnes rojas, de ave, huevo y las preparaciones que los contengan.
En tanto, evitar el consumo de huevos que estén rotos o sucios, como así también evitar que las carnes puedan «escurrir» sobre otros alimentos destinados al consumo crudo.
No partir los huevos en los bordes de los recipientes donde vayan a ser batidos y emplear dicho recipiente únicamente para esa operación, y no separar claras y yemas aprovechando la propia cáscara del huevo.
Asimismo, remarcaron no comer huevos crudos o alimentos donde el huevo no esté completamente cocido, ya que los platos con huevo como ingrediente que no cuentan con una cocción completa presentan un mayor riesgo, como por ejemplo la mayonesa casera.
En ese sentido, indicaron no lavar los huevos antes de ser guardados en la heladera, porque están recubiertos por una capa protectora que evita que las bacterias penetren a través de los poros de la cáscara y lavarlos inmediatamente antes de su uso.
Y por último, no dejar las preparaciones por más de una hora a temperatura ambiente.