Periódico La Espina
La desaparición de Santiago nos remite a los años más oscuros de la historia argentina, en que el aparato militar, haciendo uso de su estructura en tanto Estado, perpetrara la desaparición forzada de miles de personas. Es por eso que nos moviliza, nos duele, nos hace salir a la calle a expresar nuestro repudio al hecho nefasto de que la Gendarmería Nacional, por orden de una Ministra de una sociedad democrática de un Estado de Derecho como Argentina se autodefine, despliegue un operativo represivo sobre un grupo de personas, en clara salvaguarda de los intereses de un gran capitalista extranjero por sobre los intereses de una comunidad Mapuche que reclama sean devuelto su territorio ancestral para nada menos que poder cultivar y vivir de la tierra, siendo parte de ella.
Nos alarma la desigualdad de fuerzas, la ferocidad con que usaron balas de goma y de plomo, la impunidad con que quemaron todas las pertenencias de quienes allí estaban y la tremenda crueldad con que golpearon y se llevaron a una persona, a Santiago Maldonado, que no perteneciendo a la comunidad Mapuche, estaba presente en solidaridad con los justos reclamos de este pueblo.
Y tanto o más aún, nos alarma, nos duele y repudiamos el mentiroso relato oficial de lo sucedido, replicado por los medios oficiales hasta el infinito, y penosamente repetido por nuestros vecinos, compañeros, amigos, en clara justificación de lo injustificable: la represión al pueblo Mapuche y la desaparición forzada de Santiago Maldonado, contradiciendo los valores democráticos y derechos inalienables a la vida y la integridad física de las personas, así como a la información, a la verdad y el acceso a la justicia, con la evidente intención de deslindar al Estado y al Gobierno de la responsabilidad directa que tuvo en estas operaciones, e incurriendo en nuevas prácticas repudiables como son la re-victimización de la víctima, la manipulación de la información deslegitimando el reclamo por la aparición de Santiago Maldonado, la censura y la delación.
Una de las lamentables acciones que hemos presenciado fue la circulación de mensajes a través de las redes que instan no sólo a prohibir el debate en las escuelas en torno a la desaparición forzada de Santiago Maldonado, sino a la denuncia de aquellos docentes que trataran el tema en sus aulas.
Si la desaparición forzada de Santiago nos remite a las prácticas más crueles perpetradas por el Estado durante la última dictadura cívico – militar, estos mensajes intimidatorios nos remiten a dos nefastas prácticas civiles de aquellos años: la censura y la delación.
Mucha gente, padres, alumnxs, DOCENTES!!, miembros de la comunidad, se plegaron a esta iniciativa denunciatoria de sus profesores, vecinos, compañeros, argumentando además que en la escuela no se debe hablar de política. Esta postura no sólo confronta con prácticas democráticas y derechos constitucionales incuestionables, sino que además va en contra de iniciativas pedagógicas abiertamente políticas impulsadas desde programas provinciales y nacionales de educación, como son la participación de lxs alumnxs en el Parlamento Mercosur Juvenil, el Programa Jóvenes y Memoria, el Consejo Estudiantil, los Centros de Estudiantes, Cooperativas Estudiantiles, entre otras organizaciones políticas estudiantiles.
Nos informamos sobre el material que se difundió desde el Suteba- Cetera para trabajar en el aula, y descubrimos que responde en su contenido y bibliografía a los contenidos oficiales de los distintos niveles de enseñanza, en el marco de lo indicado en el año 2016 desde el presente Ministerio de Educación para trabajar durante una semana entera en la conmemoración número 40 del Golpe de Estado de 1976, y está en línea con toda la trayectoria del Suteba- Cetera de compromiso por los DDHH en Argentina y con las prácticas democráticas dentro de la Escuela.
Nos preguntamos entonces ¿Cuál sería el lugar para más indicado para hablar, debatir, problematizar y poner en discusión TODOS los temas de actualidad si no es la Escuela, si no es la calle, si no es la Plaza? ¿Cómo desarrolla una sociedad su sentido crítico? ¿Cómo argumenta? ¿Cómo teoriza, resignifica la historia, contrasta, jerarquiza, comprende e investiga los variados mensajes a los que estamos expuestos? ¿Cómo aprende a escuchar a otrxs y a dar a conocer su voz? Es abordando los conflictos, escuchando las diferentes opiniones, investigando, argumentando, comunicando y pensando críticamente que se construye ciudadanía. De lo contrario estaríamos perdiendo lugares de construcción democrática fundamentales.
Hacemos un llamado a la comunidad toda a poner en tela de juicio estos mensajes delatorios, y a ir a debatir a las aulas y las plazas sobre los temas que les interesen y preocupen, a sostener las prácticas democráticas del debate, el disenso, la búsqueda de la verdad y el acceso a la información.
Fuentes: http://www.naturalezadederechos.org/General/sant002.htm