El suizo, ganador de 20 títulos de Grand Slam, entre ellos ocho del abierto de Wimbledon, se vestirá de tenista por última vez en la Laver Cup, un torneo de exhibición que se jugará entre el 23 y 25 de septiembre próximo en Londres.
El suizo Roger Federer, considerado el mejor tenista de todos los tiempos por buena parte de la prensa especializada, anunció hoy el epílogo de su brillante carrera a los 41 años para la semana próxima en la Laver Cup a jugarse en Londres, dejando atrás una huella imborrable y siendo acaso la imagen del deportista ideal del siglo en curso.
El crack nacido en Basilea el 8 de agosto de 1981 que mantuvo vigente una especie casi en extinción, la del tenista clásico.
Conquistó durante sus 24 años de carrera 20 títulos de Grand Slam, ocho de ellos en Wimbledon, fue número uno del mundo durante 310 semanas y acaparó en total 103 trofeos en el circuito.
Además, el eximio tenista fue medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 en dobles junto a su compatriota Stanislas Wawrinka, y conquistó la Copa Davis para su país en 2014, entre sus logros más salientes.
Si bien su retiro se intuía, primero se dijo que sería en el último Wimbledon, y luego se mencionó que lo haría en el ATP 500 de Basilea, su ciudad natal, en octubre próximo, nadie imaginó que esa lesión en la rodilla derecha adelantara su decisión.
Tampoco nadie previó que su última aparición en el circuito fuera aquélla de «La Catedral» londinense del 7 de julio de 2021 cuando cayó en los cuartos de final de Wimbledon ante el polaco Hubert Hurkacz por 6-3, 7-6 (7-4) y 6-0, ese doloroso 6-0 que terminó siendo el último set en sus más de 1.500 partidos desde su debut en el circuito en 1998.
Su última función será la semana próxima en Londres, que albergará la Laver Cup del 23 al 25 de septiembre y se dará el gusto de despedirse junto a otros dos colosos como el español Rafael Nadal, dueño de 22 Grand Slams, y el serbio Novak Djokovic, quien conquistó 21, con quienes conformó el «Big Three» que dominó el circuito durante las últimas dos décadas.
Sin lugar a dudas, existe un antes y un después en la historia del tenis desde la aparición de Federer.
El helvético fue de esos deportistas tocados con la varita mágica que a su talento natural y notable facilidad para jugar al tenis le añadió una elegancia y carisma que fue reconocida en cada rincón del planeta, eso lo transformó en único e inigualable.
Claro que el Federer que se vio durante los últimos años cuando recorría el circuito y cosechaba elogios y afecto, acompañado casi siempre por su esposa Mirka Vavrinec, una extenista eslovaca, y de vez en cuando por sus cuatro hijos, las gemelas Myla y Charlene, y los mellizos Leo y Lenny. era muy distinto al de sus inicios.
Cuando el suizo comenzó a deslumbrar en el circuito profesional, estaba muy lejos de la imagen de caballero que fue forjando con el correr de los años.
En sus inicios era muy mal perdedor, reclamaba airadamente los fallos de los jueces y solía arrojar su raqueta por los aires cuando las cosas no le salían como él quería, o incluso impactarlas contra el piso hasta que se rompían.
Luego cambió su forma de manejarse, forjó una personalidad de caballero que inspiró admiración y respeto, y eso fue lo que más se recordará en su carrera mas allá de los títulos y récords, como el último de haber sido el número uno más longevo cuando tenía 38 años.
Federer será recordado por sus duelos con el español Rafael Nadal, acaso los más apasionantes de toda la historia, con 40 enfrentamientos que mantuvieron en vilo a la fauna tenística, con predominio del español por 24 éxitos contra 16.
Con Nadal forjó una amistad que aún perdura y fue construida con el transcurso de los años, aunque no fue así con Djokovic, con quien mantiene una relación de respeto mutuo sin ningún tipo de afecto.
«Me dieron un talento especial para jugar al tenis y lo hice al nivel que nunca imaginé, durante mucho más tiempo del que jamás creí posible», fue una de las frases especialmente elegidas por el suizo en el largo mensaje de despedida con video incluido en sus cuentas de las redes sociales Twitter e Instagram.
Sin dudas, las tres intervenciones en su rodilla derecha que lo dejaron sin competir en la presente temporada fueron determinantes para adelantar su decisión, y por eso ahora el mundo estará pendiente de la Laver Cup, un torneo de exhibición que ahora generó un interés inusitado.
Es que ese torneo que enfrenta al Resto del Mundo, formación en la que habrá un argentino, Diego Schwartzman, y la de Europa, se verá jerarquizada por la formación de este último que incluirá al «Big Three» por completo.
Lo que presumía podía demorarse se adelantó, llegó el final en la carrera del más grande de todos los tiempos, del exponente más fiel de lo que representa un tenista perfecto, que además fue un emblema de la era de la globalización por lo que generó no solo adentro sino afuera de la cancha también.