Este Sábado 8 de junio desde las 20 hs. se presentará «Astor» en la biblioteca Macedonio Fernandez. La obra de Rodrigo de Miguel, contará con la actuación de Fernando Santiago y la Dirección de Viviana Ruiz.
Entrada socios y jubilados $100.- No socios $200.-
Recientemente estrenada en Mar del Plata, adjuntamos la crítica de Gabriel Cabrejas*
Con la música, a otra parte
La vida de Astor Piazzolla, marplatense nativo y argentino universal, es escasamente conocida, y su viuda y heredera, Laura Escalada, logró prohibir, bajo posibilidad de demanda, la difusión de su intimidad y el uso de su apellido, así que aventurarse a escribir sobre él puede redundar en peligro. Sin embargo, la poesía y el teatro ha atravesado censuras peores sin debilitarse, y El Séptimo Fuego tiene experiencia en desplegar las velas en cualquier tormenta. Hasta ahora no ha naufragado y ya no sucederá.
Astor la redacta un dramaturgo bahiense, Rodrigo de Miguel, y la interpreta un actor bahiense, Fernando Santiago, con quien la directora Viviana Ruiz trabajó en la puesta, memorable, de Sacco y Vanzetti, de Mauricio Kartun. Conocerse no es suficiente: cada nueva puesta en conjunto implica re-conocerse. Y ambos, actor y directora, desde un lado y desde el otro de la provincia, Mar del Plata y Bahía Blanca, concertaron la forma de escenificar un texto poderoso, que se permite entornar la puerta al misterio sagrado del músico más importante de nuestra historia.
Santiago se parece a Astor, de tanto encarnar(se), viste de negro como el compositor cuando subía al escenario, domina su espacio como un gato —así lo apodaban—y tiene algo de acróbata, pero no de la botonera, sí de la cuerda pendiente en el vacío de todo actor solo arriba de un discurso, de su propia partitura corporal en la pronunciación de la anécdota. Astor llega de ningún lado a ningún otro arrastrando su maleta de ruedas, y es el argentino eterno sin raíces que las lleva adentro hasta el dolor, transpira Buenos Aires anclado en los países cuyas banderas decoran el foro, rioplatense en Japón y en Estados Unidos, gaviota mecánica y desarmable en busca del sonido perfecto en el extrañamiento. Astor obra, en realidad, es esa historia de amor inconclusa como la vida de un exiliado, a medias voluntaria para formarse y a medias obligada para escapar del ruido de una Argentina terca en incomprenderlo, despreciarlo, negar de él. La soledad del artista, la tirantez entre la entrega al amor y el amor a la música, tan desmedidos ambos, tan absolutos que, como sea el resultado, siempre derivará en pérdida. ¿El arte tiene sentido?, se pregunta el programa de mano. Podría haber sido ¿el amor tiene sentido? Variantes de la misma retórica, no otra cosa sino la interrogación por el destino del arte y del vivir, el arte de vivir en sí mismo. Famoso y solo, el Astor hecho de teatro nunca dejará de lamentar a su amada Melanie, a sabiendas de que si la hubiera elegido, nunca dejaría de lamentar a su amada música.
Breve y a la vez suficiente, Astor no se sostiene sin la pregnancia fuerte y personal de Santiago, aunque no le falten méritos al texto; un unipersonal solamente respira en la presentificación de su traductor vivencial, conducido con el tono medido, reflexivo, casi ensayístico que supo darle Ruiz. Un ensayo sobre Astor que importa una meditación acerca de varias cosas: la vocación del arte frente a la realización afectiva, ser un errante exitoso e infeliz o quedarse en el barrio protector y frustrarse. Los símbolos objetuales —la gaviota con hilos hechura de Héctor Martiarena como artesano, el barquito de papel que recuerda a un tiempo infancia y trashumancia frágil, el lengue blanco capaz de adornar un cuello o rodear un cuchillo—contornean este paisaje del alma transido de sentimiento y razón en partes iguales.
Sí, el arte tiene sentido. Pero debe concebirse, parirse con dolor, y hacerlo crecer y desarrollarse. Entonces el público decidirá qué le parece y cuánto se le parece. De eso, nada menos, trata Astor.
Gabriel Cabrejas*
2019
*Gabriel Cabrejas es Magister y Doctor en Historia por la Universidad de Mar del Plata. Miembro del GETEA (Grupo de Estudios del teatro Argentino) del GIE (Grupo de Investigaciones Estéticas) del IECE (Instituto de Estudios Culturales y Estéticos). Profesor adjunto del Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades.
Descargar todos los archivos adjuntos en un archivo zip