Sergio Rojas, encargado de organizar el Tren Solidario, expuso lo que le afirmaron las distintas organizaciones que recibieron los más de cuatro mil kilos de elementos donados. “En los 42 trenes solidarios que habíamos realizado, nunca habíamos vivido una situación así”.
El momento de la llegada de un tren de pasajeros a Sierra de la Ventana después de 6 años que se levantó el servicio.
Una sensación ambigua aún se sitúa sobre aquellos que llevan adelante Tren Solidario. Es que la movida que acumula más de 20 años pasó este último fin de semana por Sierra de la Ventana, y lamentablemente, dejó una mancha difícil de olvidar.
Sergio Rojas, encargado de organizar el Tren Solidario, explicó que “pudimos cumplir los dos objetivos principales de este tren: hacer solidaridad y demostrar que el tren de pasajeros puede volver. Entregamos más de cuatro mil kilos de elementos a las cuatro instituciones”.
Sin embargo, no escondió que “nos sorprendió y nos sigue sorprendiendo el destrato que hemos tenido por parte del municipio. Cuando definimos la llegada del tren solidario a un lugar, lo primero que hacemos es contactarnos con el municipio pertinente. Nos ponemos a disposición y que nos indiquen dónde sería bueno que vayan las donaciones. De esa forma vamos ordenando los elementos previos a cargarlos”.
Comenzando ese relato, aclaró que “veníamos con dos semanas de teléfono descompuesto. Nos pasaban de uno a otro, nunca nos definían si había un interés claro. Después de insistir por teléfono, nos dieron el nombre de dos hogares tres días antes. Y después nos definirían cómo se iba a desarrollar el acto. La única bandera que tiene el Tren Solidario es la recuperación del sistema ferroviario nacional y la solidaridad”.
Haciendo un alto a la crónica y aclarando ese punto, subrayó que “hemos ido a municipios de todos los colores políticos. No tiene nada que ver con un tema político. Eso siempre lo remarcamos. A todos los municipios les enviamos nuestra trayectoria para que vean que es real”.
Siguiendo con lo vivido, mencionó que “el viernes hablé por teléfono con el intendente, por primera vez, para avisarle que estábamos partiendo a horario desde plaza Constitución y que habíamos juntado más de cuatro mil kilos; y que estábamos ansiosos por el acto que realizaríamos”.
De igual forma “supuestamente estaba todo coordinado. Llegamos una hora antes al casco urbano de Sierra. Hicimos tiempo. Mi señora estaba en diálogo con un funcionario, el cual hablaba como si estuviese en la estación. Nos dio el OK para entrar y lo único que había era un sonidista y los representantes de las instituciones”.
En ese momento de incertidumbre “empezamos a llamar para ver cómo hacíamos el acto. No nos atendía nadie. El intendente me responde recién a media mañana. La secretaria nos dijo que estaba viendo quién podía ir. El delegado municipal dijo que no estaba en la ciudad… finalmente no fue nadie”.
Como resultado “obviamente desarrollamos igual el acto. Cantamos el himno. Hablaron los representantes de las instituciones ferroviarias. Entregamos las donaciones delante de todos y terminamos el acto”.
Allí llegaría la mayor decepción para Rojas y todo su equipo. “El domingo a la mañana, antes de irnos, las instituciones se acercaron y nos dijeron que no querían sumar más malas noticias, pero me contaron que el viernes las habían contactado y les habían dicho que no vayan a recibirnos, ya que el municipio se encargaría de repartir las donaciones. Eso nunca lo hacemos. Los municipios solo son un nexo”.
Cerrando con una frase más que contundente: “En los 42 trenes solidarios que habíamos realizado, nunca habíamos vivido una situación así”.