En las últimas horas se conoció un fallo de la justicia correccional bahiense, en el que sentenciaron a nueve meses de prisión en suspenso a una mujer de nuestra ciudad acusada de golpear en al menos dos ocasiones a su hijo, quien por entonces tenía 9 años.
Tan grave resultó la situación que el pequeño le dijo a una abogada del Servicio Local que le tenía mucho miedo a su mamá y que sentía escalofríos cuando ella estaba cerca.
En ambas oportunidades las denuncias fueron realizadas por el padre del chico, quien no convivía con la imputada.
El fallo fue resuelto en trámite de juicio abreviado por el titular del Juzgado Nº 1, José Luis Ares, quien sentenció a la procesada –de 47 años y a quien no se la identifica para preservar al niño- por el delito de lesiones leves calificadas.
Además le impuso una serie de reglas de conducta que deberá cumplir por el plazo de dos años, entre ellas la realización de un tratamiento psicológico en caso de ser indicado por un profesional una vez que el fallo quede firme.
Previamente, la fiscalía y el defensor habían acordado la sanción y calificación legal del caso.
Según la resolución, el primero de los hechos se produjo el 8 de julio de 2014, cuando la acusada golpeó con un cinturón a su hijo, produciéndole hematomas en el brazo, muslo y omóplato izquierdos y el hombro derecho.
El progenitor del menor declaró que al día siguiente fue a cenar y jugar al bowling con el nene, quien en un momento le indicó que le dolía un brazo.
Dijo que al levantarle la remera observó las marcas que tenía el cuerpo y que el niño le contó lo ocurrido.
De inmediato lo llevó al hospital y luego realizó la denuncia penal.
La letrada que cumple funciones para la comuna labró un acta en la que describió que el chico le mencionó episodios violentos que habría sufrido y el deseo de no vivir más con su madre.
También se encuentra agregada a la causa la declaración del médico que atendió a la víctima, quien refirió que los golpes “pudieron haber sido producidos por una goma, un cinto o una manguera”.
Violencia y humillación
El otro episodio se desencadenó el 27 de noviembre de ese mismo año y fue advertido por autoridades del colegio al que asistía el menor, quienes descubrieron signos de haber recibido un golpe en su rostro.
Al ser interrogado por los docentes, el estudiante indicó que lo había agredido su madre “porque no le salían las cuentas”.
El padre mencionó que su hijo le contó que la procesada “le propinó varios golpes en la cara, en la cabeza y en otras partes del cuerpo, torciéndole el brazo y obligándolo a pegar la cara contra el cuaderno, mientras lo insultaba y lo humillaba”.
El menor dijo que no le salían los deberes y que la madre no lo quería ayudar porque estaba hablando por teléfono.
Mencionó también que no pudo hacer la tarea y que por esa razón la mujer lo mandó a dormir sin cenar.
Relató que el día siguiente su madre no lo despertó, por lo que se le hizo tarde para ir al colegio y concurrió sin haber desayunado.
A partir de la prueba reunida (declaraciones testimoniales, informes médicos y fotografías), el magistrado consideró que además de «sumar elementos de cargo respecto del hecho y la autoría, pone en evidencia el contexto de violencia al que ha sometido la imputada a su hijo».
Agregó que «todo lo expuesto resulta un plexo probatorio abrumador acerca de la existencia de las lesiones», además de destacar que «esto se ha prolongado en el tiempo».
Por todo ello, halló culpable a la imputada del delito atribuido y le impuso la sanción de ejecución condicional.
Numerosas intervenciones
Una importante cantidad de actas labradas entre 2011 y 2015 por el Servicio Local de Promoción y Protección de los Derechos del Niño, dependiente de la comuna pringlense, se encuentran agregadas a la causa.
En ellas se describe la intervención en varias ocasiones por situaciones de conflicto relacionadas con el menor.
Indican que informes psicológicos y de desempeño escolar «permiten vislumbrar la difícil, conflictiva y violenta situación a la que se ha sometido al pequeño».
También agregan las «disvaliosas consecuencias que han impactado de manera negativa en su personalidad (en la del menor), especialmente en lo atinente a su autopercepción y su vinculación con los demás»
Resultan muy importantes las secuelas que el maltrato y la violencia provocan en los chicos, más aún cuando el agresor resulta ser un familiar.
FUENTE LA NUEVA
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