En el vasto tejido bonaerense, se entrelazan la riqueza natural, cultural e histórica con los desafíos sociales, económicos y políticos que enfrentamos como comunidad.
Esta provincia, llena de potencial y diversidad, se encuentra en un momento crucial de su historia, donde la necesidad de una conducción política ética y comprometida con el bien común es más evidente que nunca. Sin embargo, no basta con esperar cambios desde arriba; es imperativo que cada vecino bonaerense se convierta en un agente activo de transformación, fortalecido a través de la educación política y la participación cívica.
La República, el federalismo y la democracia social se erigen como los pilares sobre los cuales podemos constituir una comunidad más justa y equilibrada. La república, con su énfasis en el Estado de derecho, la separación de poderes y la rendición de cuentas, nos brinda un marco institucional sólido para la convivencia democrática. El federalismo promueve la cooperación y colaboración entre los distintos municipios, garantizando una distribución equitativa de recursos y oportunidades, reconociéndoles autonomía plena. Por otro lado, la democracia social nos llama a constituir una comunidad bonaerense donde todos tengan igualdad de oportunidades, acceso a la justicia y participación activa y organizada en la vida comunitaria.
Desde el ámbito local, podemos impulsar iniciativas que fomenten la formación política y el compromiso vecinal. Los municipios tienen un rol fundamental en este proceso, ya que son el nivel de gobierno más cercano a la gente y, por lo tanto, el espacio ideal para promover el diálogo, el debate y la reflexión sobre los asuntos públicos.
Es fundamental crear espacios de educación popular donde los vecinos puedan reunirse para discutir temas de interés común, compartir experiencias y desarrollar conocimiento colectivo sobre la realidad política, económica y social. Estos espacios no solo sirven para informar y concientizar, sino también para fortalecer los lazos de solidaridad y colaboración entre los habitantes de una comunidad.
Además, es necesario desarrollar programas de capacitación política que brinden herramientas teóricas y prácticas para el análisis crítico, la organización comunitaria y la gestión de proyectos sociales. Estos programas deben adaptarse a las necesidades y realidades específicas de cada municipio, involucrando a los vecinos en la toma de decisiones y la resolución de problemas locales.
La producción y difusión de materiales educativos también juega un papel clave en la formación política vecinal. A través de libros, videos, podcasts y redes sociales, podemos proporcionar información objetiva y accesible sobre temas de actualidad, promoviendo el pensamiento crítico y la participación informada en la vida pública.
Por último, es fundamental apoyar y acompañar las iniciativas comunitarias que buscan mejorar las condiciones de vida de los vecinos, fortalecer la democracia y promover la justicia social.
Desde la organización de cooperativas hasta la implementación de proyectos de desarrollo local, estas iniciativas son un ejemplo concreto de cómo la acción colectiva puede generar un impacto positivo en el municipio.
En última instancia, el futuro de los bonaerenses depende del compromiso y la participación activa de todos sus habitantes. Solo cuando cada uno de nosotros asuma su rol como agente de cambio podremos constituir una comunidad bonaerense más próspera, justa y solidaria. Es hora de despertar nuestra conciencia política y trabajar juntos para la provincia que todos soñamos, descentralizada y desconurbanizada.
Luis Gotte
La pequeña trinchera
Co-autor de «Buenos Ayres Humana, la hora de tu comunidad» Ed Fabro, 2022; y «Buenos Ayres Humana II, la hora de tus Intendentes» 2024.
Mar del Plata