Así lo confirmó Guillermo Grosvald, gerente de la Cooperativa de Apicultores en Fernández Oro. “Ya vendimos los 300 tambores de miel que extrajimos en la última cosecha” aseguró.
El cooperativismo se extiende a lo largo y ancho de todo el país, y un ejemplo de esto se da a solo un puñado de kilómetros de la ciudad de Neuquén, en la localidad de Gral. Fernández Oro.
Allí, una cooperativa de apicultores aparece como un faro en el rubro, y mes a mes supera los objetivos planteados.
Al respecto su gerente, Guillermo Grosvald recordó que “había una asociación civil sin fines de lucro en Cipolletti, donde hacían reuniones técnicas, y una asociación de apicultores en Gral. Fernández Oro. En ese momento el gobierno nacional quería resolver el problema de que en esta zona no había una sala de extracción y envasado de miel”.
Continuando con su relato reconoció que “toda la miel que se producía se le vendía a los acopiadores o se envasaba de manera muy precaria. Hablo de hace 15 años. De ahí que el gobierno nacional buscó la manera de subsanar esto”.
Como solución “conformó en la localidad de Fernández Oro un complejo industrial para las cooperativas, así estas podían darle valor agregado a su producción, con todas las habilitaciones que se requieren”.
A tal fin “la municipalidad compró un predio de 5 hectáreas, el gobierno nacional construyó las instalaciones para varias cooperativas, entre ellas, la nuestra. Cuestión es que se juntaron las dos asociaciones y de ahí nació la cooperativa”.
Rememorando, “en principio éramos 12 socios, no teníamos ni 900 colmenas y produjimos 12 tambores de miel. Eso lo pudimos vender con todas las habilitaciones. El año pasado extrajimos 300 tambores y ya la vendimos toda. Somos 31 socios y estamos por llegar a las cinco mil colmenas”.
Por último admitió que “dolores de cabeza y problemas sobran, pero yo siempre digo lo que me decía mi abuelo, no nos tenemos que preocupar porque estamos creciendo, pero es verdad que hay días que te dan ganas de agarrar un martillo y romper todo”.